Tocando las estrellas

1ª parte


Nave Perseo,
Fecha estelar 2134, Nota 1



El vacío no es tan terrible en la imaginación como cuando lo llevas ocupando durante meses. Cuando me presenté voluntario no tenía nada que perder, mi carrera militar no me permitía ningún tipo de compromisos. La vida en esta nave es rutina, trabajo de investigación y consultas continuas con el Sistema de la nave para verificar que todo va bien.

La tripulación es eficiente, su difícil proceso de selección ha hecho posible que su psique sea perfecta para este tipo de viajes. Saben que es un viaje sin retorno, hemos abandonado la tierra para no volver. Al menos así nos hemos mentalizado. No porque no queramos, sino porque no sabemos a dónde llegaremos ni qué nos encontraremos o si tendremos combustible para regresar. Y en caso de volver, no sabemos «cuándo» lo haremos.

En los dos meses de viaje que llevamos, a una velocidad tres veces superior a la de la luz, no han ocurrido incidentes dentro de la nave. No nos hemos acercado a ninguna enana roja ni hemos visto Klingons ni Wokies, ni ningún ente alienígena nos ha sorprendido a mitad de camino. Qué estupidez, estamos en medio de la nada, acercándonos a paso de caracol a un sistema que está relativamente cerca del nuestro, "sólo" a cuatro años luz. Viajamos mucho más rápido que lo que se supone que consiguen viajar las películas de las series fantásticas (donde el halcón milenario y el Enterprise conseguían la velocidad de la luz durante segundos y conseguían llegar a la otra punta de la galaxia), la velocidad relativa actual es de 4e (4 veces la velocidad de la luz) y aun así parece que estamos parados en medio de un cielo lleno de estrellas, pero sin tierra bajo nuestros pies.

¿Cómo vamos a encontrar planetas en el vacío? Recuerdo la serie Galáctica, en la que podían verse distintos capítulos donde aterrizaban en lugares inhóspitos habitados, como no, por otros seres humanos. Lo que en su día era ciencia ficción hoy es fantasía ficción.
Nuestro destino es "Próxima Centauri". Las cartas de navegación la definen así: «La estrella más cercana a nuestro sistema solar. Próxima Centauri es la tercera estrella del sistema estelar Alpha Centauri, y también se la conoce como Alpha Centauri C. »

¿Qué vamos a encontrar allí? Lo sabremos cuando lleguemos si es que no falla nada. En realidad no tiene por qué fallar nada ya que después de la aceleración en la salida del sistema solar, aprovechando el empuje del sol y una propulsión de MBAP (micro bombas atómicas de plutonio), alcanzamos la velocidad actual y así permaneceremos hasta que lleguemos a nuestro destino, donde tendremos que emplear buena parte del combustible restante. Un viaje que era impensable en la época donde las teorías de Einstein hacían las veces de yugo esclavizador para los avances científicos. Según él nada podía superar la velocidad de la luz sin desintegrarse o viajar en el tiempo. Qué estupidez, aún estamos enteros y hemos multiplicado por 4 su límite. En cuanto al tiempo, no tenemos ni idea de lo que hemos viajado. No hasta que regresemos a la Tierra.

Es curioso porque no parece que nos estemos moviendo. Ni siquiera tenemos conocimiento de la velocidad real que hemos alcanzado. Sabemos que viajamos tan rápido porque vimos alejarse el Sol poco a poco. En términos terrestres nos costó mucho tiempo de aceleración continua para alcanzar la velocidad relativa de la luz.

No tenemos cápsulas de crionización, ni nada de lo que sale en las películas clásicas, por esa razón el viaje empieza a parecer un período de residencia espacial donde tenemos que ahorrar todos los recursos por cuestión de supervivencia. No tenemos fuentes de energía externas ni puertos donde parar a reponer existencias. La nave se alimenta de dos núcleos atómicos que, según los científicos, pueden abastecernos de luz durante mil años, pero también podrían fallar los sistemas de contención y hacernos volar en una millonésima de segundo, sin sistemas de alarma que valgan. Tenemos un tercer sistema auxiliar por si fallaran los dos primeros. Utilizaría las células de plutonio de propulsión de la nave para darnos tiempo de reparar los otros dos sistemas. Llevamos más de 5 toneladas de ese material radiactivo y el plomo necesario para contener la radiación pesa el 90% de la masa de la nave. Una célula dañada podría desencadenar una explosión atómica en el espacio y dejaríamos de existir.

En este tiempo hemos notado ciertos desequilibrios en nuestro organismo. El corazón se debilita debido a que la sangre no necesita tanta presión para llegar a todas las zonas del cuerpo y en lugares como la cabeza, ésta no baja por la fuerza de la gravedad, por lo que solo por presión termina regresando al corazón. En los primeros años de conquista espacial los astronautas no podían pasar más de uno o dos meses suspendidos en el espacio bajo riesgo de un derrame cerebral o un infarto al regresar a la gravedad terrestre. Posteriormente algunos consiguieron permanecer hasta 6 meses y cuando regresaban parecían ancianos que no eran capaces ni de sostenerse en pie.

Para entrenar tenemos unas máquinas que nos centrifugan a tal velocidad que durante unas horas podemos sentir el peso de nuestro cuerpo en las piernas y con las pesas, entrenamos. Caminamos por el 'donut' escuchando música e incluso corremos. La llamamos donut pero es una máquina orbital. Aunque podemos poner la velocidad que queramos, solo usamos una o dos G (fuerzas de gravedad terrestres). Hay quien pone 3 G pero es un peligro para su salud y casi nadie es tan osado. Gradualmente y de forma continua el cuerpo lo resiste bien, pero de la ingravidez absoluta a las 3G es demasiado contraste. Aunque soy consciente de que Frank pasa por alto las recomendaciones agenas, cuida su cuerpo como si esperara salir de aquí directo a una playa donde mostrar sus poderosos músculos, mucho menos voluminosos desde que estamos aquí, por cierto. Supongo que no importa, tiene una forma física envidiable y no quiere perderla, por ello no me voy a oponer, pero tengo que evitar que otros quieran imitarle y mueran por tratar de ser como él. Cualquier baja puede suponer un gran problema para la supervivencia del equipo. Todos son necesarios hasta extremos incalculables. Cada uno de ellos vale por un millón de humanos. Somos como las grandes estrellas del baloncesto o del fútbol que si un día no se nos da bien el trabajo, millones de personas lo lamentan. Lo malo es que en la Tierra no saben que estamos bien ni lo sabrán hasta dentro de unos años. Desde que superamos la velocidad de la luz nuestra señal no les puede llegar de ningún modo. Lo que emitimos viene tras nosotros como si tiráramos piedras a un río. Por muy fuerte que las lancemos, la corriente las arrastra y nunca pueden ir contracorriente. Sabemos que viajando a esta velocidad el tiempo para ellos transcurre diferente que para nosotros pero solo son teorías que hasta ahora eran indemostrables y nosotros tendremos una respuesta cuando lleguemos a nuestro destino y logremos enviar señales a la tierra. Claro que si volvemos a la velocidad que pensamos volver, lo más probable es que volvamos mucho antes de que llegue la señal. Aún no se ha descubierto la partícula que viaje más allá de la velocidad de la luz.

La rutina de la tripulación:

Nos levantamos a las 7:40 AM (mantenemos los relojes y los ciclos de luz para no enloquecer, incluso los fines de semana se respetan para que cada cual dé rienda a sus hobbies). La ducha es obligada, no podemos mantenernos en estado desaseado en pasillos tan estrechos y compartiendo todos el mismo aire. Esto sería irrespirable si así fuera. Luego el agua de las duchas se recicla y, hasta la suciedad, la orina y las heces se aprovechan por el sistema para abonar las plantas del sistema de procesamiento de aire e incluso como lubricantes para las maquinarias que los necesiten.

Tras la ducha hay una reunión de altos mandos (en realidad, todos lo somos). Yo soy el capitán y coordino las acciones del día. Es difícil conseguir una agenda repleta en un lugar donde literalmente no pasaría nada si no hiciéramos nada ya que todos los sistemas están automatizados. Pero la moral de la tripulación y sobre todo su estado emocional dependen de que no se aburran en ningún momento. Incluso deben desear tener momentos de relax y aburrimiento.

Tareas que hay que hacer a diario son necesarias pero el ejercicio físico es vital. Lamentablemente no hay máquinas de gravedad para todos -por suerte tenemos dos- de modo que hay que turnarse. Todo el mundo debe hacer al menos una hora al día. Por tanto son máquinas que se mantienen en funcionamiento casi el 100% del tiempo. Solo se las deja reposar en las horas de sueño que seguimos respetando el horario terrestre para no enloquecer. Nuestros relojes han costado mil dólares cada uno y aparentemente son simples relojes digitales. La única razón de que valgan tanto es que son los más exactos del mundo. Miden el tiempo y además lo hacen durante 50 años sin desviarse ni un solo segundo. ¿Para qué tanto despilfarro en unas cosas tan ordinarias? Según parece necesitamos respetar el horario terrícola, incluidos los viernes y fin de semana, para mantener equilibrada nuestra psique. Y cuando regresemos, comprobarán nuestros relojes. el del sistema de la nave y verificarán o negarán la teoría de Einstein acerca de la distorsión del tiempo.

Con el fin de entretenernos tenemos un gran invento para los astronautas lo del casco de RV (realidad virtual). Podemos alejarnos de nuestra existencia en estos escasos cuarenta metros cuadrados para doce personas con apenas ponernos el casco y pulsar un botón. Tenemos juegos de todo tipo de entretenimiento: de guerra, estrategia, deportes, e incluso juegos eróticos. Estos últimos son más necesarios de lo que se creía inicialmente, ya que la moral se mantiene alta y precisamente son éstos los que más adictos tiene entre los nuestros y nuestras. Lo bueno es que nuestras camas son como ataúdes y cada una de ellas tiene esos equipos de relax. Lo que pasa dentro de ellas es cosa de cada uno y la verdad, a menos que hagamos alguna competición en red, los demás juegos individuales son personales y nadie los comparte. Como capitán tengo acceso a la base de datos de tiempo de uso de cada juego y Lady Amanda y Dark Ken tienen aficionados y aficionadas a diario. No voy a negar que yo mismo estoy enganchado a Lady Amanda, no es un simple juego de ordenador, las sensaciones en el cuerpo son casi reales y por si fuera poco, es como una historia en la que tenemos que lograr conquistar a Amanda. Al tener esta una compleja Inteligencia artificial, no todos los días funcionan los mismos trucos y es toda una experiencia tratar de ligar con ella. Un reto en el que, estoy seguro, todos nos creemos los mejores. No hay puntuaciones, solo un premio. Y cuando conseguimos llevarla a la cama y nos lleva al éxtasis, disfrutamos cada día como una experiencia única. Recuerdo que cuando logré conquistarla por primera vez, fue después de varias semanas de intentos. Es - en definitiva- un juego muy adictivo, la verdad. Pero creo que ya he hablado demasiado sobre él.

Después de establecer el turno de ejercicios, tenemos que establecer quién debe preparar la comida. No es que tengamos centollos y hortalizas un día y pescado otros, pero sí tenemos una gran despensa de nutrientes básicos con sus especias y podemos alternar comida. Unas veces comemos algo que sabe a arroz otras algo que sabe a rayos, pero se agradece el cambio. Además tenemos un huerto que nos da alguna alegría de vez en cuando.

En cuanto al que se encarga del mantenimiento de la bebida debe asegurarse de que el filtro de vapor funcione correctamente ya que el agua es el recurso más crítico que tenemos. Nuestro orín es evaporado a altas temperaturas y el agua resultante se reutiliza para regar y para beber. Aún así necesitamos una buena reserva de agua y no podríamos tenerla sin un generador de fusión que una las moléculas de oxígeno e hidrógeno. Si el generador falla, no tardaríamos ni tres semanas en morir de sed. La supervisión debe ser continua y al mínimo error hay que informarlo y repararlo de inmediato.

Otra tarea imprescindible que tenemos en esta ratonera es la de promocionar actividades comunes. Necesitamos hacer actividades que unan a la tripulación porque no es bueno que solamente nos dediquemos a repartir órdenes sin más. Hay que divertirse. No se permiten las discusiones, dos gritos mal dados suponen el castigo inmediato: fregar los platos durante tres días o desconectar su máquina de RV, a los que estén metidos en la discusión. No es un castigo ejemplar pero no podemos aislar a nadie ya que bastante aislados estamos ya. Al principio sí hubo roces, pero después de dos castigos, se cortaron de raíz.
La limpieza es otra de las actividades necesarias ya que toda la superficie de los compartimentos es susceptible de que alguien la toque. Es necesario mantener una higiene básica para que la convivencia sea posible. No podemos ir dejando las paredes y los lugares donde todos nos apoyamos para movernos llenos de nuestra grasa corporal o el sudor de nuestras manos.

Los parámetros de la misión eran vitales en la partida desde la tierra pero a día de hoy, son temas secundarios que hay que retomar cuando llegue el momento. Aún así voy a tratar de hacer un resumen del cómo y por qué estamos aquí y qué medios se han empleado para que cada uno de nosotros tenga tanta responsabilidad con nuestro buen hacer.

En el proyecto se trata de demostrar que la fórmula de aceleración de la gravedad no tenía límite en V (velocidad), si la aceleración se daba de forma continua en el espacio sin rozamiento ni fuerzas gravitatorias. Echando un cálculo rápido y sin meter energías ni pesos, la aceleración es igual a la velocidad por el tiempo. Es decir, para alcanzar la velocidad de la luz (300000000 m/s) y suponiendo una aceleración de 300 m/s2, que es la que se obtiene con nuestro motor principal cuando está en funcionamiento, tenemos que 300=300000000/t, de lo que se deduce que t=300000000/300 = 1000000 segundos de aceleración continua. Esto hace que sean necesarios 1000000/(60*60*24) = 11,5741 días de aceleración continua. Eso siempre se ha sabido, el problema era conseguir un combustible capaz de lograr semejante aceleración sin que se agotara antes de llegar a la velocidad de la luz.


Se conocían formas de aceleración muy eficaces de gran volumen, cohetes para la salida exitosa de la atmósfera de una duración de menos de veinte minutos. Para ello se utilizaban enormes cohetes llenos de combustible que había que desechar una vez se hubieran agotado. Para aquel entonces era una forma arcaica de propulsión, algo que hoy día se considera inaceptable. No era de extrañar que en el siglo pasado se pensara que Einstein tenía razón en eso de que la velocidad de la luz no podía ser superada. Hace treinta años Jennifer Sandman descubrió que los residuos de las centrales nucleares eran la fuente de energía más poderosa que existía. Y curiosamente lo descubrió cuando los gobiernos ya no sabían dónde meterlos. Jennifer formuló una serie de hipótesis en las que se podía conseguir, mediante una serie de tratamientos con bombardeo de partículas, que dichos residuos quedaran reducidos a partículas básicas como hidrógeno. Lo más asombroso de su descubrimiento fue que con un miligramo de residuos nucleares podía conseguir la misma energía que destruyó Hiroshima. Pero no en una explosión puntual y violenta (eso no supondría un gran descubrimiento), sino con una reacción controlada que desataba la energía de forma estable y continua durante meses. Esta energía podía ser calorífica si se realizaba en tanques de agua o bien cinética. Aquí fue donde su descubrimiento cambió el mundo. No solo podía conseguir energía del plutonio o materiales inestables, aunque en los inestables la energía producida era muy superior. Cualquier elemento de la tabla periódica podía servir para producir hidrógeno. Saltándome años de investigación, diré que su descubrimiento supuso el fin del uso de combustibles fósiles. Los aparatos movidos con electricidad empezaron a tener autonomía inacabable (se acabó el uso de baterías) y eso supuso que la tierra volviera a respirar. Las ciudades se quitaron esa capa de humo y el cáncer empezó a erradicarse lo que demostró que la contaminación provocaba el 90% de los casos.


Así fue como descubrieron el primer motor de propulsión atómico. Se empezó a experimentar con vehículos eléctricos con hélices. Estas proporcionaban la capacidad de vuelo y el motor atómico proporcionaba la velocidad y la energía para moverlo. Así fueron los primeros coches eléctricos, enormes armatostes que hacían tanto ruido como ventiladores industriales. No es de extrañar que se vendieran un par de millones, nada más. Los que supusieron la revolución fueron los planeadores, los vehículos que exclusivamente usaban energía atómica. Para ese entonces se habían conseguido las placas de luz, como se las llama comúnmente. A la gente le encantó porque su aspecto era muy similar al del motor del Halcón milenario, de las películas clásicas de Star Wars. Las placas de luz son, vistas desde fuera, como tabletas de chocolate de 40 cm de largo que producen energía cinética a partir de células atómicas. Vistas desde dentro, son mecanismos parecidos a una caja de PC en los que en un extremo desprenden la energía. Los planeadores tienen seis de estos chismes y no necesitan nada más para planear y volar a altas velocidades. De ahí que su aspecto sea, de una especie de gota de agua donde apenas hay mecánica. Cuando se agota la barra de combustible, se sustituye por otra y el planeador tiene autonomía de meses con cada una de ellas. Lo más ventajoso de estos vehículos era su extremadamente barato precio de mantenimiento, que apenas contaminan y sobre todo, que podían volar sin hacer más ruido que una mosca. Para evitar accidentes tuvieron que instalar un dispositivo de pitidos agudos para avisar de la proximidad. Pero pronto se cambió por hondas de radio para que otros vehículos los detectaran y un sonido como de gárgaras psicodélicas cuando se aproximan al suelo, para avisar a los peatones despistados.


Hago esta introducción porque según parece, es posible que al superar la velocidad de la luz estemos viajando en el tiempo. Es decir, podríamos regresar a la tierra años, puede que décadas, antes de partir. Este documento podría servir de prueba para que no nos tomen por extraterrestres. Aunque si se da el caso, me temo que tendremos que mantenernos alejados de la sociedad ya que ésta no estará preparada para nuestra llegada. O quien sabe, a lo mejor nos encontramos con una sociedad tan desarrollada que somos nosotros los que no les entendamos.

El experimento del primer Perseo lanzado al espacio fue un éxito. Pero ocurrió una circunstancia desconcertante. Se calculó que la señal de retorno, tras superar la barrera de la luz, llegaría tres años después de perder su señal, pero la señal llegó apenas un día después de perderla. Esto decepcionó a los científicos pues creyeron que, efectivamente, era imposible superar la velocidad de la luz. Pero haciendo un estudio de la señal, las respuestas que tuvieron fueron muchas, pero más aún las nuevas preguntas. La nave había estado haciendo pruebas durante meses, una vez superada la velocidad de la luz. Aparentemente, nada había cambiado dentro de la misma. El agua mantenía su densidad, la aceleración provocaba lo mismos efectos en los sensores, la luz se comportaba exactamente igual pudiendo tomar instantáneas del interior y exterior de la nave con sus potentes focos. En un día terrestre se habían "comprimido" varios meses de pruebas en el interior de la nave. ¿Einstein tenía razón?


Preparar el viaje del Perseo tripulado fue mucho más seguido por el mundo, recibió financiación de casi todos los rincones del planeta. Se pensaba que si tenía éxito el viaje, se podrían ver los resultados casi al instante y eso suponía que se podía llevar tripulación a lugares tan distantes como las estrellas e incluso las más lejanas. La idea de los viajes espaciales se hizo tan popular que hubo empresas que vendían supuestos futuros billetes para viajar a la estrella que cada uno eligiera. Estos tendrían un asiento de privilegio en la primera nave de la NASA que se proyectara a esa estrella.


Así fue como nació el proyecto y se eligieron los tripulantes entre más de diez millones de voluntarios que enviaron la solicitud desde Estados Unidos hasta la República del Congo. Ningún país se quedó sin candidatos. Todo era una mera campaña de marketing y publicidad para justificar los gastos de cada gobierno para financiar el más ambicioso y caro viaje espacial de todos los tiempos. Los que no podían pagar con dinero lo hacían con personal técnico, con materias primas o combustible. Se podía decir que el Perseo tripulado fue la primera empresa pensada, ideada y representada por todo el planeta. Por eso la bandera que llevamos en la bodega de carga es un mosaico con todas las banderas de los países que financiaron el proyecto. Una manta multicolor con banderas ordenadas de tal forma que la palabra Perseo pudiera leerse entre esos píxeles, cada uno formado por una bandera.


Estamos haciendo historia y no solo por ser la representación de la humanidad, sino por que somos, según los expertos, los seres humanos más perfectos genética, mental y moralmente hablando.


Así es el Perseo, una nave que parece sacada de una película de ciencia ficción, un disco donde el 5% del tamaño es nuestro espacio vital y el resto son subsistemas, el hangar de naves auxiliares, una enorme cúpula negra para albergar plantas que se alimentan de nuestros desechos y nos dan humedad y oxígeno. No hay mucha tripulación porque mantener durante meses a una persona resultaba caro en un lugar donde no existe nada donde abastecerse. Cada persona suponía mil kilos de carga adicional para garantizar su supervivencia en el viaje y eso limitaba en exceso los recursos y exigía más combustible. Al final fuimos 12, siete americanos, tres chinos, dos europeos. No se hizo equitativamente por continentes porque necesitaban personal experto y bien preparado físicamente. No sería muy lógico enviar candidatos africanos cuando otros de otros continentes estaban más preparados.
En el transcurso de la aceleración de escape del sistema solar sufrimos 30 G que nos tuvieron pegados a nuestros asientos durante casi un día. Posteriormente pudimos movernos aunque nos costaba muchísimo. De ahí que se necesitaran las personas más preparadas, físicamente, de entre los candidatos. Ninguno de nosotros pesa más de ochenta kilos, ni siquiera Frank.


Acelerando durante ese tiempo llegamos a los 4e, que equivalen 1.200.000 km/s2 y ahí se apagaron los motores. La velocidad alcanzada nos permitirá llegar al nuevo sistema en cuestión de meses. En este tiempo hemos hecho descubrimientos increíbles para la ciencia, cosas que ansiamos dar a conocer a nuestros semejantes, en la tierra. El telescopio de la nave, ha detectado que los supuestos agujeros negros de la zona de las Perseidas en realidad no son otra cosa que estrellas que se desplazan a una velocidad relativa superior a la de la luz, con respecto al Sistema solar. Por esa razón la luz que hay a su alrededor se la tragan, porque su propia luz persigue a las estrellas que forman el sistema. Al alcanzar la velocidad 4e nosotros sí pudimos ver las estrellas y lo único que las distingue del resto es que en la velocidad actual, el Sol terrestre es el que se está alejando más allá de la velocidad de la luz y por tanto, nuestro telescopio lo ve como un agujero negro.


Podría seguir escribiendo muchos otros descubrimientos, pero no es el propósito de este escrito.


A continuación enumeraré a los miembros de la tripulación:


James Connor (USA) - Capitán - yo -.
Frank Wells (USA) - Teniente
Timothy Lion (USA) - Subteniente
Terry Willson (USA) - Alférez
Sabrina Smith (USA) - Teniente médico
Sara Strauss (Irlandesa, UE) - Alférez físico
Samantha Scott (Inglesa, UE) - Tripulación
Pedro Fernández (Español, UE) - Tripulación
Jim Lee (China) - Tripulación
Jiro Shincagua (Japón) - Ingeniero
Akira Shiro(Japón) - Tripulación
Georgia Logan (USA) - Enfermera psiquiatra.

Aunque he puesto cargo, en realidad tienen multifunción y no son menos importantes los que son simple tripulación que el resto. Son nuestros comodines que se adaptan a cualquier necesidad de la nave. Por ejemplo es tan buena ingeniera Akira como Jiro. Sin embargo a veces es requerida en el servicio médico. Georgia es nuestra loquera oficial, pero a la mayoría nos gusta más Samantha, hasta la propia Georgia tiene sesiones con ella. Claro que las tareas comunes las realizamos todos por igual. No hay rangos para limpiar los retretes, cada uno tiene su día de la semana.
Es una buena tripulación, yo no la habría podido escoger mejor. Todos tienen en torno a los treinta - treinta y cinco años y nos llevamos estupendamente. Salvo cuando hacemos competiciones de videojuegos, que durante unas horas nos odiamos a muerte, pero eso es parte del llevarse bien. Hay que liberar las tensiones de algún modo.
Nada más que informar, por el momento; día 129 estelar de misión espacial,

Capitán James Connor