Antonio Jurado y los impostores

30ª parte

Fotografía real de William Rutledge

Anteriormente

 

         Montenegro escuchó cómo colgaba su superior, sin despedirse, cosa que hacía de forma demasiado habitual. Los trataba como ganado y por ello detestaba hablar con él. Antes de la fuga de esa "Arita", las cosas eran más tranquilas, Paco no era más que un consejero del EICFD y podían trabajar sin agobios. Ahora que lo tenían a todas horas pendiente de sus progresos, pidiendo cosas prácticamente imposibles a la voz de ya, la situación empezaba a ser insostenible.

         —Señor, ¿sigue ahí? —escuchó una voz femenina en el otro móvil que tenía en la mesa.

         —Disculpa Abby, habrás escuchado la conversación, ¿qué era tan urgente?

         —Me sorprendió escuchar decir al señor consejero que doble la guardia —comenzó la teniente—. Me llamó hace unos minutos y mí me ha pedido que dedique todos nuestros recursos a encontrar a William Rutledge.

         —¡Exacto! —Se exasperó el comandante—. No somos dos equipos y además estamos cortos de personal desde hace años. ¿Es que se cree que sus caprichos son nuestra única urgencia? Aún no hemos logrado capturar y curar a todos los zombis que siguen sembrando el caos por Madrid. Los grises están campando a sus anchas por Rusia, han aparecido en ciudades... Los filman miles de personas en varias partes del mundo y no podemos eliminar tantas pruebas. Pero tenemos que hacer caso a Don Paco. ¡Joder!

         La mesa donde tenía los móviles retumbó con su grito.

         Abby no respondió, nunca había escuchado enojarse tanto a Montenegro.

         —Disculpa, Abby, me he dejado llevar por los nervios, no le cuentes esto a nadie, por favor.

         —Solo me ha sorprendido, descuide señor, es comprensible su enojo. Me sorprende porque usted no ha perdido nunca el control y se agradece saber que también su paciencia tiene un límite.

         —Mi cargo me exige más templanza con mis superiores. Si se enteran... Maldita sea, estoy muy estresado... Vamos a tratar de estar en todos los frentes. John es el encargado de los zombis, tendré que recurrir a algunos de sus efectivos, llamaré a todo el personal de seguridad disponible para vigilar a Antonio Jurado y espero que Don Paco no tarde en dar con esa maldita bruja. Tú puedes hablar con los informáticos, que te ayuden a localizar a ese hombre, cuanto antes lo encuentres y lo traigas mejor nos las apañaremos, te haré un documento que te abrirá todas las agencias gubernamentales. Ya veré cómo me las apaño para proteger la celda de Jurado. Recuerda, tú eres la prioridad. Encuentra a ese hombre cuanto antes.

         —De eso quería hablarle, señor, ¿Quién es?

         —Es un antiguo astronauta de la NASA. Formó parte de la tripulación que fue a la Luna por última vez, en el Apollo que trajo a Arita a la Tierra. Creo que ahora vive en Ruanda. Pero no te fíes, encuentra sus videos de YouTube, los originales. Los que hay en internet los modificamos para ocultar la verdad. Los chicos de informática sabrán dónde están, seguramente encontraréis los discos en la sección del 2000 al 2010, ¡buf! Espero que sigan siendo legibles después de más de diez años cogiendo polvo. Por cierto, cuando le encontréis, no os olvidéis de confiscar todo el material que robó a la NASA. Eso nos dará puntos ante el consejo.

         —Guau, es sorprendente que sepa eso -alabó la teniente-. Gracias, empezaré por ahí.

         —Buena suerte, Abby, si lo consigues pronto tendrás una compensación.

         —Es mi trabajo.

         —Lo sé, nunca podré estar suficientemente agradecido por la tenacidad que demuestras en todas tus misiones.

         —Gracias —replicó—. Se agradece que valore mi esfuerzo, señor.

         Colgó. Suspiró y clavó los dientes inferiores en el labio superior. Debía controlarse, nunca había perdido los nervios ante nadie. Algún puñetazo a la mesa cuando se quedaba a solas, pero jamás con testigos. Hizo un ejercicio de relajación respiratoria, varias inspiraciones profundas y luego expulsaba el aire, imaginando que sus problemas salían con él.

         Lo cierto era que no necesitaba ni siquiera respirar, pero lo hacía por mantener su apariencia humana, por relajarse, a veces para olvidar su inevitable y continua sed que le obligaba a controlarse cada minuto del día. Por la noche era insoportable, quitarse el disfraz de comandante era lo único que le mantenía cuerdo. Elegía lugares apartados, con suficientes supersticiones acerca de vampiros como para que una víctima no causara conmoción. No podía matar, si se enteraban en el consejo, su estatus desaparecería ipso facto y sería objeto de busca y captura, como uno más de tantos monstruos sueltos por el mundo.

         Por eso estaba allí. Fue capturado en su tierra natal, en la localidad de Bran, Rumanía. Demostró ser un gran recurso al identificar múltiples objetivos, largamente buscados. Finalmente se le admitió en el cuartel y, por méritos propios, con un historial impecable, había llegado a comandante. Hacían la vista gorda de sus acciones nocturnas con la condición de que no matara a nadie. Llevaba tantos años en el cuartel que ningún miembro de su equipo sabía cuántos. Fue nombrado en 1965 comandante del EICFD que operaba en Europa y África.

Antiguamente solo existía un ejército contra fuerzas oscuras, pero a raíz de la creciente ola de terror sembrada por grises y monstruos de las sombras, fue necesario crear varios centros que a su vez debían desconocer la existencia de los otros. Solo él, los otros dos comandantes y los responsables de las divisiones tecnológicas, sabían cuántos eran. Y los miembros del consejo, por supuesto.

         Existían tres EICFD. Los americanos, se encargaban de su continente y los polos, los de Asia de las zonas de medio oriente hasta Japón y Oceanía. Finalmente ellos tenían toda África, Europa y Rusia. Más de una ocasión se habló de crear subdelegaciones de cada cuartel, pero si ya salían caros tres centros, sería imposible ocultar a los gobiernos un aumento tan significativo de gastos.

          

          

 

         Lara se cepillaba el pelo ante el espejo mientras se miraba a sí misma con ojos tristes, vacíos, como si su alma hubiera sido robada y de ella solo quedara una vulgar carcasa.

         El beso de Antonio Jurado la había dejado sin motivaciones, sin futuro dentro de la organización de Paco.

Suspiró al recordar cómo su vida nunca fue un viaje enfocado a un destino. Le bastaba con vivir el presente, dar carpetazo a las malas experiencias y apartar la mirada del futuro, donde sus padres se obstinaban en dibujarla con un buen hombre y unos hijos preciosos. Ahora, solamente quedaba su padre, y aunque le fastidiara admitirlo, no haber cumplido las expectativas de su madre antes de morir era como tener clavada una daga en el corazón.

         —Puedo contagiar al impostor si beso a alguien... ¿Cómo voy a cumplir el sueño de mis padres? ¿Y por qué tendría que hacerlo? Que hubieran tenido más hijos, joder.

         A pesar de la pataleta, su mente seguía siendo acosada por la impertinente mosca cojonera llamada Dani, el sobrino de Luis Fernández Escobedo, el hombre más corrupto que conocía. Ese chico era un pretencioso machista y ligón, pero a su vez simpático con un cuerpo de escándalo. Lo peor era que él debía saber que tarde o temprano… Le llamaría.

         —¿Por qué no? —Se dijo.

         Dejó el peine en el tocador y cogió su teléfono con determinación. Buscó su número y llamó antes de que se lo volviera a pensar. El aparato dio señal de llamada varias veces antes de que lo cogiera.

         —¿Quién es? —Preguntó la inconfundible voz chulesca de Dani.

         —Soy Lara, ¿Qué tal?

         Hubo un momento en el que escuchó susurros, pasos y un portazo.

         —¡Hola! —Gritó Dani exageradamente—. Mamá, estoy... Bien, ¿Y tú?

         —¿Qué? —Estaba estupefacta.

         —Pues me alegro mucho, ¿qué tal papá? Yo con el tío genial, me ha dado un trabajo muy interesante...

         De fondo se escuchó una voz femenina muy sensual.

         —Dile que te llame luego, heladito.

         —Ya entiendo —bufó la inspectora—. Gracias majo, no debí poner ningún interés en ti, ya lo sabía de antemano.

         —¡Espera, espera! —Gritó Dani—. Tengo algo entre manos que no puedo posponer. Te llamo luego y hablamos con más calma, ¿vale?

         —¿Sigues fingiendo o me estás pidiendo que espere tu llamada? —Preguntó Lara, enojada.

         —Te lo prometo, en menos de una hora te llamo. Besitos, te quiero.

         Colgó mientras el corazón de Lara dio un vuelco que hasta a ella le sorprendió.

         —¿Me ha dicho "te quiero"? ¡Será... Gilipollas! No pienso esperar tu llamada, cerdo,... Si ya me parecía a mí, el muy cabrón me hizo creer que le había gustado de verdad y ahí está, revolcándose con la primera chica que se le pone a tiro. Si me llama no pienso cogerlo, que ni lo sueñe...

                  

 

         Pasó una hora y en todo ese tiempo no había dejado de mirar el móvil. El muy asqueroso ni siquiera le dijo en serio que la llamaría, era por el teatro que estaba montando con esa pobre furcia...

         Entonces sonó mientras iba a borrar su número de la memoria. Era él.

         —No pienso cogerlo —susurró

         No obstante, su mano traidora pulsaba el botón virtual verde y ponía el aparato en su oreja. A pesar de ello pensó que no debía contestar. Quería que fuera él el primero en hablar.

         —Lara, ¿me oyes?

         —Ah, ¿ahora ya sabes quién soy?

         —Perdona lo de antes, es que a veces mi prima se pone de lo más viciosa y...

         —¡Tu prima! —Gritó, exasperada.

         —Perdona, no soy de piedra, si una chica tan atractiva como ella me propone algo... Cuesta negarse, y más sin tener relación con nadie, mejor dicho, cuando esperaba tenerla y resulta que me deja plantado.

         Lara guardó silencio porque eso iba por ella. Habían quedado la tarde en la que fue infectada por Antonio Jurado y Dani tenía motivos de sobra para pensar que ella pasaba de él.

         —¿Y por qué montaste el paripé de tu madre?

         —No quería cortarle el rollo.

         —Me alegro de no haber interrumpido vuestra terapia de sexo en familia. ¿Qué hay entre tú y esa prima tuya? No me digas que nada.

         —No, la pregunta es —contraatacó él, muy seguro de sí mismo—, ¿por qué te importa?

         —Creí que yo era especial. Te llamé porque me gustaría saber si querrías... Pedirme una cita otra vez. Eso es todo. Pero si estás en una relación mi respuesta será que no.

         —No voy a engañarte, mi prima y yo somos dos viciosos irremediables que, como bien has dicho, "hacemos mucho de terapia de sexo en familia". A veces, si se ofrece la ocasión, montamos tríos, cuartetos, intercambios de pareja.

         —Bueno, en ese caso no quiero nada contigo.

         —¿Querías quedar dentro de media hora? Puedo ir a tu casa —propuso él.

         —¡No!

         —Llevaré condones.

         —¡He dicho que no!

         —Dime tu dirección.

         —¿¡Es que no escuchas!? Límpiate los oídos. ¡No es no!

         —Por mi larga experiencia con mujeres —respondió con tranquilidad—, es por eso que insisto. Cuando decís no, es sí. Más si te tiembla la voz como es el caso.

         —¿Crees que soy igual que tu prima?

         —Ella no espera que yo le pregunte, mete mano y yo me dejo —respondió guasón—. No tengo la culpa de ser tan atractivo.

         —Pues acuéstate con ella otra vez. Si tantas ganas de sexo tienes.

         —Buena idea, ¿hacemos un trio? —Festejó él.

         Lara bufó y puso los ojos en blanco.

         —Vale, esto es demasiado... Creo...

         —De acuerdo. Dime tu dirección y estaremos en media hora.

         —No me has entendido, ¡iba a colgarte!

         —¿Pero qué dices, Lara? —Preguntó—. Reconócelo, si quisieras hacer eso ya lo habrías hecho.

         Estaba temblando, excitada porque su cuerpo ya se había desmarcado de su mente. Estaba deseando soltar una frase que iba contra su voluntad, no quería que fueran, era una mala idea, le odiaba por vicioso, ella quería un buen chico en su vida no un granuja como ese.

         Finalmente perdió la batalla.

         —Apunta, Jorge Juan 190, segundo izquierda.

         —Allí estaremos.

         Lara colgó.

         Suspiró.

         Se acabó su comedura de coco, estaba hecho y se sentía muy a gusto con su decisión.

         Entonces volvió la comidilla de su cabeza. No dijo algo así como "llamaré a mi prima" porque sin duda alguna estaba con él, probablemente escuchando la conversación. No le gustaban las mujeres, no la excitaban en absoluto, pero montar un trio era una de esas experiencias que tenía en la lista de deseos locos.

 

 Continuará

 

Comentarios: 6
  • #6

    Tony (viernes, 28 mayo 2021 10:45)

    No se cuantos tenéis instagram o si os enterais de ese modo de las continuaciones. Os agradecería que cometarais en los anuncios de los capítulos, cualquier cosa.
    Cómo tengo bastante avanzado tratare de publicar hoy la siguiente parte.
    Os recuerdo que este libro no es para “adultos”, es para todos los públicos.

  • #5

    Alfonso (viernes, 28 mayo 2021 10:04)

    Intentaré convencer a mi esposa para montar un trío pero a ella no le mola eso.

  • #4

    Chemo (jueves, 27 mayo 2021 22:15)

    Mi primo Dani me invitó a casa de Lara. Así que no os sorprendáis si aparece mi nombre en la próxima parte.

  • #3

    Jaime (miércoles, 26 mayo 2021 14:02)

    Oh por Dios. La siguiente parte va a estar muy interesante. Ojalá que Tony no decida resumir o acortar las partes intensas.
    Y así es cómo se contagia el síndrome del impostor, amigos míos.

  • #2

    Tony (miércoles, 26 mayo 2021 13:23)

    Por cierto, me gustaría recordaros que este libro no puede pasar de "público juvenil" (a partir de 16 años). Es decir, no esperéis algo así como en "El vórtice" o "El diario de Ángela Dark". Ni siquiera como en "los últimos vigilantes", donde ese poco que incluí me obliga a poner la etiqueta de solo para adultos.

  • #1

    Tony (miércoles, 26 mayo 2021 13:19)

    Vaya retraso, ni siquiera he conseguido llegar al martes. Tengo pocas excusas, la parte estaba escrita y tengo tiempo, pero digamos que he preferido meter segunda en la historia porque me había quedado muy parado últimamente. Ya está la velocidad de crucero puesta, voy mucho más avanzado que lo que voy publicando y creo que esta vez sí, podré ir subiendo una parte a la semana. De momento, a los que tengáis Instagram o Facebook, que trataré de subir allí las novedades, estad atentos. Si todavía no me seguís no sé a qué esperáis (@tonyjfc).