Antonio Jurado y los impostores

21ª parte

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         —Cuando Lara despertó en la cama de Paco, desnuda y con él durmiendo a su lado se le pusieron los pelos de punta. Su ropa estaba dispersa por el suelo como si se la hubiera quitado con prisa. Se tocó la vagina, después de que se acostaba con alguien solía estar pegajosa y la sintió completamente seca.

         —¡Eh, despierta! —Exclamó—. Paco, ¿Qué significa esto? ¿Qué droga me has dado? ¿Qué ha pasado ayer?

         El viejo remoloneó en la cama y la miró con una sonrisa libidinosa.

         —¿No recuerdas lo que pasó cuando hablamos con Antonio Jurado?

         Lara frunció el ceño, confundida.

         —Ni que ahora trabajas para mí, eres mi persona de confianza en tu comisaría.

         —Eso sí, pero no entiendo ¿qué hago en tu cama? —se aseguró de que las sábanas cubrían bien sus pechos pues no quería que la viera desnuda.

         —Verás ayer te diste un morreo involuntario con el señor Jurado y perdiste el sentido.

         —¿Cómo? —se escandalizó—. ¿Y qué pasó?

         —No despertabas así que te traje a mi casa y te metí en la cama. Tuve la delicadeza de desnudarte a oscuras, para no verte mucho. Aunque igual no me crees.

         —¿Y por qué has dormido a mi lado? —Preguntó furiosa.

         —La verdad, hacía frío.

         —Ya, claro.

         —Y si te soy sincero, soy un hombre soltero que solo tiene un dormitorio y, por tanto, una sola cama. Hubiera podido dormir en el sofá pero tengo mal el cuello y necesito mi almohada para las cervicales.

         —¿Y no se te ocurrió ir a mi casa y dejarme allí?

         —Alguien tenía que confirmar que estabas bien. Te habría llevado al hospital si no hubieras despertado hoy.

         Lara se lo quedó mirando como si algo no encajara.

         —¿Eres médico o qué? —Preguntó—. Si me he desmayado sin más debiste llevarme ayer, pude tener un derrame o cualquier cosa grave.

         —No hacía falta, hubo una razón para tu desmayo... En urgencias no habrían podido comprender lo que te pasaba.

         Esta vez abrió los ojos como platos, más intrigada y asustada aún.

         —¿Un morreo con Antonio Jurado es una causa justificada de desmayo?

         —Sí, si el que besa es un impostor —replicó Paco, esperando que ella se diera cuenta de algo.

         —¿Y?

         —Se contagia así. Se besan y...

         Paco se encogió de hombros.

         Lara se vistió rápidamente y se calzó de inmediato. No podía creer lo que estaba escuchando.

         —Insinúas que... ¿Ahora soy una impostora?

         —Es una posibilidad —respondió el hombre—. No lo podemos asegurar. Lo que te aseguro es que Antonio Jurado lo es. Ha hecho gala de unos poderes escalofriantes y temibles. Hasta hoy no sabíamos que los impostores fueran capaces de hacer tales cosas.

         —¿Y ahora los tengo yo? —Preguntó —¿Soy una impostora?

         Se le quebró la voz al formular la pregunta, seguramente debido a la angustia que despertaba en ella tal conocimiento.

         —No lo sé. Si tienes alguna cicatriz o tatuaje podríamos averiguarlo.

         —Sabes perfectamente que tengo uno en... —Frunció el ceño y le miró con extrañeza.

         —Yo no he visto ninguno, te repito que te desvestí en la oscuridad. Por eso no supe ni donde ponía tu ropa lo siento.

         —Tengo uno en la nalga derecha, una rosa roja... De la película "La bella y la Bestia" —Reconoció, nerviosa—. Voy a mostrártela, coge tu teléfono y hazme una foto. Por favor, no pienses que me estoy insinuando.

         —Claro, mujer, espera.

         Sacó del bolsillo su móvil y lo preparó.

         Lara se deslizó el pantalón, sin bajarse el tanga. Paco sonrió con sorpresa e hizo la foto.

         —¿Qué? —Urgió ella.

         —Nada —dijo, mientras mostraba la foto de su cámara.

         —¿Eso qué significa? —Preguntó asustada.

         —Que no hay duda, lo eres.

         —Odio repetir la misma pregunta, ¡Ya había entendido esa parte!

         —No lo sé preciosa. Ojalá tuviera el traje y pudiera intentar revertir lo que te han hecho.

         —¿Quieres decir que si se me ocurre besar a alguien voy a contagiarle esta cosa?

         —Cuando hemos usado a los impostores para nuestros propósitos, nunca vimos que pudiera contagiarse de ningún modo, claro que es una manera muy sutil que resulta complicado rastrear. Si te soy sincero, hasta ayer pensaba que solamente Arita podía crearlos. Esto se nos ha escapado de las manos, si se contagia desde otros puede que el mundo esté lleno de ellos, quizás lo seamos todos.

         Lara sonrió y luego soltó una carcajada.

         —Esto es una puta mierda. No siento absolutamente nada extraño. ¿Cómo se supone que sale este impostor?

         —Sabemos que hay una combinación de tres canciones que si las escuchan nuestros impostores, se activa su otra personalidad para el cometido que fueron creados. Pero eso fue antes de que ella estuviera libre. Creo que ahora puede activarte a voluntad, sin un estímulo externo. Al menos con Antonio no lo hubo.

         —¿Qué síntomas tienen los impostores?

         —Te sientes más joven, con más energía que nunca. Y Antonio demostró que ese "inquilino" observa todo lo que haces y toma el control cuando estima oportuno. Aunque se podría decir que obra milagros, cuando alguien recibe a un impostor, su cuerpo se transforma, de algún modo cura todas sus enfermedades. Hacen gala de una forma física espectacular.

         —Acabo de dormir veinte horas, ¿cómo no voy a estar en plenitud?

         Paco le puso la mano en el hombro.

         —No sé si esto cambia algo entre nosotros —comenzó a decir—. El contrato sigue vigente, pero entendería que no quieras seguir a mi servicio.

         —¿Me estás proponiendo que renuncie? —Protestó—. Aún no he cobrado mi primer sueldo. Llevo trabajando solo tres días, quiero seguir en activo, no me ha comido el cerebro ningún virus, estoy en plena forma.

         —Escucha, la organización no puede permitirse que un infiltrado conozca sus secretos. Si no vas a renunciar, vuelve a la comisaría, voy a tener que prescindir de ti en temas más delicados pero no significa que no cuente contigo ni que tú puedas usar nuestras influencias si algun caso lo requieres. No pienso despedirte, si es lo que temes. Pero no puedo... No podemos confiar en ti.

         —¿Esa es tu forma de tranquilizarme? —profirió con pánico —. ¿Crees que puedo traicionarte? Ese es el menor de mis problemas ahora. ¿Cómo voy a vivir sabiendo que... tengo algo aquí dentro, un intruso? No podré besar a nadie sin pensar que podría transmitir esta... Cosa.

         Paco apretó los labios sin saber qué responderle.

         —Ya sé lo que estás pensando, no, claro que no me ibas a despedir. Tú quieres mantenerme vigilada por si te doy alguna pista.

         Paco sonrió sin responder.

         —¿Lo ves? Por eso te elegí a ti, las pillas al vuelo.

         —¿Y cómo pretendes que haga algo de lo que no soy consciente?

         —Con los años uno se vuelve viejo pellejo —respondió enigmático—. Yo tampoco sé cómo y cuándo será, pero Antonio Jurado te eligió para poner la semilla en tu cuerpo. Él tratará de contactarte. Tú, querida, simplemente haz lo que te pida.

         —Espero que entiendas esto con claridad. Vete a tomar por el culo.

         Paco resopló con fastidio.

         —¿Tú crees que sé lo que traman? ¿Qué podré controlar a… Esta cosa? —Explicó Lara, fuera de sus casillas.

         —Creo en ti —Paco se cruzó de brazos entrecerrando los ojos—. Sé que no estás mintiendo ni fingiendo. Puede que tengas una doble personalidad harto peligrosa, aunque lo entiendo. Puedes contar con toda la fuerza de nuestra organización para intentar sacarte a ese intruso en la medida de lo posible. Eso sí, debes demostrar tu valía. Eres la única agente que tenemos con la semilla de Arita, si está en tu mano… Y nos ayudas a dar con ella, no vamos a abandonarte. Te curaremos.

         —¿De verdad? ¿Y si no podéis? ¿Y si llego a la base y el intruso toma el control?

         —Si hay algo que he aprendido en mis cuarenta años al servicio de esta organización es que no existe nada imposible para nosotros. De una forma o de otra, te lo extraeremos.

         Lara se apretó la cabeza con ambas manos como si así fuera a expulsar al intruso.

         —Llévame a mi casa. Necesito tomarme un día libre.

         —Claro… Tienes el abrigo en el perchero del salón. El bolso en el recibidor. Te llevo.

        

 

         No dijeron nada. Lara comenzó a llorar por el camino y no explicó los motivos, aunque Paco creyó que podía comprenderla. Pudo haberle pasado a él, a cualquiera que estuvo en aquella nave donde Antonio Jurado decidió elegirla a ella. Se alegraba de no ser él a quien convirtió por dos motivos, porque habría vomitado de asco y tampoco podría volver a confiar nunca más en sí mismo. Era difícil entender por qué la eligió a ella. Habría sido una ventaja táctica poseerle a él, Montenegro o incluso la teniente Bright. ¿Por qué Lara? ¿Por su poder precognitivo? ¿O porque se dejó llevar por su instinto, al encontrarla a ella más atractiva que al resto?

         La volvió a mirar mientras el coche conducía solo. Era más seguro conducir así que si lo hacía manualmente de modo que no veía sentido a la ley que le obligaba a estar atento a la carretera. El coche reaccionaba mucho antes que lo que podría hacer él.

         Al ver sus lágrimas, su mirada infinita, los brazos cruzados, apretados contra su vientre, creyó tener un resto de poder que le daba el traje pues vio en sus ojos tristes y preocupados el motivo de tal sentimiento. La vida entera se le había truncado, no podría casarse, tener hijos, ni siquiera sabía si debía ver a su padre de nuevo, buscar sexo...

         «Descubrir de pronto que el destino de tu vida se ha roto por la mitad debe ser doloroso —pensó Paco—. Y más para alguien que puede esquivar a la mismísima muerte y volver a la vida con los conocimientos de sus errores aprendidos.»

         —¿Cómo se pone el piloto automático? Nunca había visto un coche así —Le preguntó, incómoda por su mirada penetrante.

         —Es muy fácil, en este panel aparecen opciones de conducción. Además puedo pedirle que nos lleve al destino en un tiempo. El coche mismo decide la mejor ruta a tomar y te lleva superando incluso los límites de velocidad, eso sí, esquivando radares… Aunque nunca lo he probado.

         Lara tocó el panel y trató de desactivar el piloto automático.

         —¡No toques! —Exclamó—. No hace caso al copiloto ni a nadie que no sea yo, solo es sensible a mi huella dactilar.

         —Perdón, es que veo un botón y tengo que… Tocarlo.

         —Eso es muy infantil, no me lo trago —la acusó.

         —Me has pillado, quería causar un accidente y acabar con esto… Si te digo la verdad, me da igual…  Ni siquiera te vas a enterar.

         Echó mano a la pistola que llevaba guardada en la axila y se metió en la boca su cañón plateado.

         —¿Qué estás haciendo? —Bramó Paco, abalanzándose sobre ella para intentar impedírselo.

         No llegó a tiempo a detenerla y el disparo le dejó sordo del oído derecho. Lara quedó irreconocible en el asiento de copiloto.

 

         Y cuando regresó de la muerte seguía allí sentada, Paco acababa de poner el piloto automático y comenzó a observarla, camino a su casa. Se desesperó de tal modo que rompió a llorar amargamente.

 

 

 

 Continuará

 

 

 

Comentarios: 8
  • #8

    Tony (viernes, 12 marzo 2021 22:35)

    Madre mia, diez dias sin subir nada.
    Disculpad, estoy pasando una racha muy mala aunque esta noche intentare subir la siguiente parte.
    Creo que esta historia es la que mas me esta costando escribir... por motivos que no sé si son obvios.

  • #7

    Chemo (lunes, 01 marzo 2021 14:12)

    No queda nada salvo decir continuación.

  • #6

    Vanessa (lunes, 01 marzo 2021 00:15)

    Ah ya entendí. Gracias, Tony!

  • #5

    Tony (domingo, 28 febrero 2021 00:15)

    Bieno, os regrescaré la memoria, Lara ya trabajó antes con el EICFD en el relato de los grises y Ángela explicó por qué era buena idea que ella les acompañara en la misión del final. Teniendo en cuenta que Paco es el superior de Montenegro, miembro del consejo de la organización, lo sabe todo sobre Lara.

  • #4

    Vanessa (sábado, 27 febrero 2021 23:30)

    Tiene razón Alfonso. Yo también me pondría a llorar si estuviese en el lugar de Lara.
    Me quedó la duda: ¿Cómo se enteró Paco de la habilidad de Lara? No recuerdo que ella se lo haya mencionado alguna vez.

  • #3

    Alfonso (sábado, 27 febrero 2021 12:26)

    Yo esperaba que Lara usase su habilidad para regresar al tiempo antes del beso. ¿No podría ella suicidarse continuamente hasta regresar al pasado tanto como ella desee?
    Siempre me ha intrigado ver cómo las mujeres, incluso las que se hacen las fuertes, terminan llorando cuando todo les sale mal. Y Lara no es la excepción.
    Por cierto, yo creo que ocurrió algo más además de lo que Paco comenta al principio de esta parte.

  • #2

    Jaime (sábado, 27 febrero 2021 05:23)

    Mi pronóstico: EL impostor tomará el lugar de Lara e intentará besar a Paco seduciéndolo. El viejo rabo verde no podrá resistirse a sus encantos y terminará siendo él mismo un impostor y entregará a todos los miembros de la Orgnización a Arita.
    ¿Qué os parece mi predicción?

  • #1

    Tony (viernes, 26 febrero 2021 13:47)

    Ya podéis comentar y hacer vuestros pronósticos. Aunque a estas alturas creo que no hay ningún final predecible... ¿O sí?