Las crónicas de Pandora

Capítulo 11 - Parte 1

 

 

 

 

Anteriormente

 

          Jazira examinaba el teléfono de su esposa con una mezcla de vergüenza y celos. Raquel tenía fotos en el móvil de la playa con sus amigas, le habían pintado cosas en la tripa mientras posaba en bikini al Sol. En una tenía a un bebé dibujado saliendo de un huevo, en otra dibujaron un mono y ella riéndose... No había duda de que fue todo un mal entendido.

          Sin embargo nunca confió completamente en ella, no sabía si le asustaba su actitud desconfiada o traía el miedo de su "fuga". En su teléfono nunca salían sus amigas y el fondo de la playa podía ser falso. Además, Raquel estaba extraña, la notaba muy asustada. No consideró prudente hablarle de su trabajo y mucho menos dónde lo escondía.

          Ese día no se acercó al manuscrito por miedo a que ella quisiera espiarlo. Llamó a la policía, al teléfono de la tarjeta que tenía de la Interpol, y les dijo que había sido una falsa alarma, que su mujer estaba perfectamente.

          No sabía hasta qué punto era prudente quedarse solo. Siempre sospecharía que Raquel actuaba coaccionada.

 

          Se reincorporó al trabajo en la escuela de idiomas al día siguiente. Cuando regreso a casa no se atrevió a buscar el pergamino en su armario. Tenía un par de horas antes de que ella volviera de su trabajo.

          Una vez con el manuscrito entre sus manos sintió el peso de la responsabilidad.

          —¿Quién eres realmente Joshua? —Preguntó, cuando lo desplegaba.

 

 

 

 

        Hoy fue la gran boda. Tengo que admitir que he sido responsable del cambio y no me arrepiento de lo que he hecho. Aún está fresco el recuerdo de mi esposa y que por más que lo intento no consigo borrarla de mi mente. Por ello me he involucrado tanto con esa chica, casarse debe ser algo bueno y para siempre.

        Durante estos meses de compromiso he trabajado duramente con tal de conseguir los muebles a tiempo del gran evento, pero cada día que pasaba sentía que daba martillazos en la dirección equivocada.

        Al ver que la pobre no era feliz y que el milagro no llegaba del cielo para poner solución, me di cuenta de que esa muchacha solo tendría una oportunidad.

        Aprovechando que enseñaba los últimos muebles a Efraím, hoy que era la gran boda, le hice la pregunta: "¿Cree que su hija es feliz con este enlace?"

        El hombre me miró con tristeza y me respondió: "¿Tan evidente es que no?"

        Entonces aproveché para decirle que si no somos capaces de obrar por el bien de los hijos, ¿entonces por el de quién? Yo no he tenido descendientes, por más que lo he imaginado, no puedo hablar por conocimiento personal, pero entiendo cómo se deben sentir los buenos padres. Los hijos, los nietos, son lo más importante, son prioritarios por encima de los caprichos personales. Así se lo hice comprender y me dijo que tenía razón. Pero no podía permitirse perder la gran dote ya que los romanos exigían demasiado ganado y cereal, estaba con las facturas hasta el cuello.

        Tras un tenso silencio le ofrecí un trato y él se quedó mudo mirándome con asombro. Me dijo:

        —¿Por qué harías tal cosa? Todo el mundo merece…

        —Nunca me perdonaría por ser el causante de la infelicidad de una persona —no le dejé terminar.

        Aceptó mi propuesta y me pidió el favor de ir a buscar al hombre al que amaba su hija de verdad. Lo encontré llorando ante un pozo, encontrando valor para acabar con su vida queriendo arrojarse dentro. Saber que su prometida se iba a casar con otro y que no pudo cumplir su promesa, que por no haberlo conseguido su amada sería infeliz, le tentaban los demonios para dejarse caer en aquel vacío que le llevaría a un, más que merecido, infierno, según él.

        Desde hace mucho tiempo puedo ver cosas que están a punto de ocurrir y sé que de haber tardado un poco más habría sido tarde. Cuando llegué ya tenía un pie sobre la pared del pozo.

        —Dios te bendiga, hermano —le saludé alegremente—. He venido a traerte una gran noticia.

        —¿Quién eres? —Preguntó, sorprendido.

        —La mujer por la que pierde sentido tu vida ha logrado convencer a su padre. Me han enviado para que te reúnas con ella, quieren que tú seas el novio.

        —No tengo la dote estipulada.

        —Yo creo que ya no tendrás que pagarla —respondí—, ha convidado a la boda a toda la familia, están listos para las nupcias. ¿No querrás que el novio llegue tarde?, tienes que acompañarme.

        —Ella se merece un marido con más recursos.

        —¿Vas a seguir lamentándote? —Pregunté—. Te digo que todo está arreglado. Claro, siempre puedes subir el otro pie y arrojarte de cabeza al averno, nadie puede decidir por ti.

        —¿Quién eres tú? ¿Acaso te crees un ángel? —Preguntó.

—Mi nombre y quién me envía es irrelevante. Digamos que soy el camino de tu salvación. No pierdes nada por acompañarme y ver con tus propios ojos que no te miento.

Convencido por mis palabras, bajándose de la boca del pozo, por fin estaba dispuesto a seguirme.

        —Soy Joshua, hijo de José y María. He recibido el encargo de amueblar tu casa.

        —¿Y qué haces aquí? —Preguntó, apesadumbrado.

—Viendo lo que sufría tu prometida he renunciado a mi paga si Efraím consentía en aceptarte.

        Se me quedó mirando, asombrado.

        —¿Por qué has hecho tal cosa? Ahora yo estaré en deuda contigo y nunca podré pagarte.

        —Amigo, todo esto me ha enseñado que el dinero está manchado de pecado si es para complacer a los ricos y destrozar la vida a los pobres. Salvaros del infortunio iluminará mi camino de aquí en adelante.

        —La bondad no calienta las casas, ni alimenta a los que las habitan —siguió protestando.

        —¿Acaso los pájaros y los insectos necesitan dinero? Los que siguen la voluntad del Padre reciben todo cuanto necesitan.

        —¿De quién? —Preguntó.

        —El creador de todo, hablo de Dios —respondí.

        Dicho eso me acompañó en silencio. Cuando llegamos pude ver cómo la perpetua tristeza de la novia se transformaba en alegría y se fundieron en el abrazo más bonito que he visto en mi vida.

        He comprendido que trabajar para vivir está bien, pero es mejor aún ayudar a los demás. No he sido yo quien lo ha conseguido sino el Dios de los justos obrando por mí. La gente está muy equivocada cuando piensa que no le importamos al creador. Dicen que somos insignificantes y que no le importan nuestras desdichas. En realidad los que no hacen nada por los demás son los propios humanos.

        Esto es el comienzo de un camino que nunca voy a querer abandonar porque… No puedo creer que, de toda la gente que había para ayudar a esa chica, de todos los familiares, invitados, amigos, tantos que afirman que la quieren... y nadie excepto yo estaba dispuesto a hacer algo por ella.

        Mi madre siempre dice: "Si te encuentras una cosa mal que puedes arreglar, arréglala. Puede que nadie más pueda hacerlo". Es algo que he procurado hacer siempre en mi trabajo y eso me ha hecho ganar una reputación de persona comprometida con mis clientes. Pero hasta hoy no la había entendido. No solo hay que arreglar armarios con puertas rotas, se refería a los problemas de la gente. Gracias mamá, algún día espero ser tan sabio como tú y que entiendas que… Tengo que dejar mi oficio. Hay demasiadas cosas que arreglar y solo yo me siento capaz de arreglarlas.

 

 

 

          Jazira miró el reloj. Eran las dos de la mañana, se había enfrascado en la traducción hasta el punto que se olvidó de cenar. Quería termina ese día para ir avanzando, tenía que terminarlo y cobrar cuanto antes; quitarse ese pergamino tan peligroso de encima.  Ahora estaba seguro de que ese diario era el de Jesucristo. No solo eso sino que contaba los motivos por los que comenzó su misión, algo que no recordaba haber leído nunca.

          Se le había quedado en la cabeza la expresión que utilizó: "He venido a traerte una gran noticia". La palabra "evangelio" provenía precisamente de una que se escribía en hebreo antiguo muy similar en los evangelios canónicos. Ahora entendía mejor qué significaba. Difundir el evangelio lo había entendido como "hacer publicidad del cristianismo" sin más. Se refería a "difundir la gran noticia de que Jesús nos puede ayudar". Igual que salvó a esa pareja, condenada a la desgracia si no llega a intervenir él. No solamente a salvar al mundo del pecado, se refería a todo. Y ahora entendía que un cristiano no es el que repite sus palabras, como un papagayo, sino el que ayuda a los demás cuando puede hacerlo. Recordando uno de los pocos pasajes del evangelio se le encendían todas las luces, ahora lo entendía mejor: "Mis seguidores son aquellos que obran como yo", o ese otro que respondía a Simón Pedro: "Si quieres seguirme debes beber el mismo cáliz".  Siempre se refería a seguir su ejemplo, él no cambió el mundo, solo inició un cambio que los que le siguieron y comprendieron de verdad propagaron con su forma de vida donde "ayudar a los demás" es lo único que importa. ¿Quién podía negar que un cambio de ese calibre era necesario en la actualidad donde el egoísmo estaba tan de moda? ¿Cuántas guerras egoístas se acabarían si personajes de las altas esferas pensaran así?

          Pensando estas cosas se dio cuenta del peligro de ese pergamino. Ninguno de los "Pilatos" actuales permitiría que se publicara un libro como ese, debía terminarlo cuanto antes o podría tener problemas si alguien inadecuado se enteraba de su contenido.

          — ¡Mierda! — Bufó.

          Su mujer pudo haberlo visto trabajando con él pero estaba tan enfrascado en la traducción que ni se dio cuenta de que no debía verlo. Por suerte recordaba que al llegar se había ido a la cama sin entrar en su habitación, aunque pudo haberlo visto.

          Alegó que el embarazo le daba mucho sueño y no quería ni cenar. También estaba dolida por su actitud, cuando llegó el día anterior, que estuvo tan violento. Era muy susceptible y con el embarazo más.

          Aun le quedaba más de la mitad del pergamino y seguía sin tener la certeza de que fuera obra de Jesús de Nazaret, el fundador del cristianismo, aunque todo parecía indicar que así era. Contaba que estuvo casado... Más bien, que tuvo una mujer y era una experiencia que trataba de olvidar. ¿Se habría muerto? Algunos evangelios apócrifos lo mencionaban. ¿Demostraba eso que Jesucristo realmente se había casado? ¿O no era el mismo personaje histórico?

          En cualquier caso, aunque todo apuntaba a que era, efectivamente, el hijo de Dios según los cristianos, era imposible confirmar que era el mismo.

          —No puede ser casualidad —susurró, incapaz ya de frenar su torbellino mental—. Esos muchachos de la interpol llegan y me preguntan por mi mujer y justo después aparece, cuando pongo a toda la policía local y la europea a buscarla. Tiene que saber algo más, puede que esté coaccionada para que me robe el manuscrito... No, se esperaría a que termine, ellos quieren la traducción. ¿Pero cómo va a saber si he terminado? Puede que por eso no quisiera interrumpirme, deben haberle metido prisa...

          Sus ojos se le cerraban, estaba muerto de sueño.

          Enrolló el pergamino y lo devolvió a su armario, envuelto en un jersey de suave lana diferente al otro que usó antes. Dando un largo y profundo bostezo se dirigió a la habitación de matrimonio y encontró a Raquel recostada de lado mirando hacia la ventana.

          Con sumo cuidado de no hacer ruido que la despertara, se quitó los zapatos, se desvistió quedando en ropa interior y se metió lentamente entre las sábanas. En cuanto lo hizo sintió que su mujer se daba la vuelta y le cubría la cintura con su brazo.

          —Te he echado de menos —musitó ella, en duerme vela.

          —Y yo a ti —respondió, emocionado, al fin se le había pasado el enfado.

          —Nunca me cansaré de descansar en tus brazos, Rodrigo.

          Jazira sintió que toda su sangre se helaba de repente. Lo que trataba de evitar pensar acababa de confirmarlo de la peor forma posible. No la secuestraron, ni siquiera se fue de vacaciones improvisadas con compañeras del trabajo.

          Se le llenaron los ojos de lágrimas, el sueño se le fue de repente. Lentamente se deslizó fuera de la cama y regresó a la sala donde le esperaba el diario. Algo que, al parecer, realmente no le importaba a nadie. Se rió de sí mismo por esconder de forma tan estúpida el dichoso pergamino y volvió a encender el ordenador.

          Miró el reloj mientras se encendía el portátil, eran las doce y media, desplegó el manuscrito. Se preguntaba cómo iba a dar clases al día siguiente, sin haber dormido nada. Pero sabía que solo podría dormir si se agotaba mentalmente y eso lo conseguiría si se concentraba en traducir.

          —¿Por qué? —Susurró, pensando en todas las ilusiones truncadas sobre su hija, aún no nacida. Empezó a dudar que realmente fuera suya ya que después de unos años sin conseguir descendencia, milagrosamente y sin llegar a aplicar ningún tratamiento médico, se quedó preñada.

          »Estaba soñando con alguien que no existe... Esas cosas pueden pasar.

          Desenrolló parcialmente el pergamino y, mientras encendía su máquina, se quedó sollozando sobre sus brazos hasta quedarse dormido.

         

 

Continuará

Comentarios: 6
  • #6

    Vanessa (sábado, 16 julio 2022 21:54)

    Me agrada Chemo con sus ocurrencias. Ojalá logre demostrar sus aptitudes durante el trabajo en lugar de hacer sus chistes malos. Jeje

  • #5

    Chemo (sábado, 16 julio 2022 02:47)

    Con respecto al comentario de Alfonso, eso es demasiado obvio. No ha sido necesario que me pronuncie al respecto. Jeje
    Y para la siguiente parte, Chemo tendrá que usar sus famosas habilidades detectivescas para descubrir a la organización secreta que quiere adueñarse del diario de Jesucristo.
    Jajaja

  • #4

    Tony (viernes, 15 julio 2022 09:56)

    A veces doy demasiadas pistas o vosotros ya me conocéis bien para saber qué va a pasar.
    Esperaba que el comentario de Alfonso fuera propio de Chemo pero bueno. De hecho me ha sorprendido que su frase sea casi la misma que el inicio de la parte 12. Creo que esa es la razón por la que Chemo no ha comentado, debe sentir que le han quitado las palabras de la boca jeje.


  • #3

    Jaime (viernes, 15 julio 2022 01:41)

    ¿Será el regreso de Rodrigo, el amante de Samatha? No dudo que él quiera hacerse de la traducción del manuscrito.

  • #2

    Alfonso (jueves, 14 julio 2022 03:14)

    Lo único que se me viene a la mente es que Jazira es un cornudo. Y para despejar cualquier duda no hay como un examen de ADN. Existe de todo en la viña del Señor.

  • #1

    Tony (martes, 12 julio 2022 11:18)

    Siento haber tenido que partir el capítulo 11, me salió demasiado largo.
    La buena noticia es que continúa la semana que viene con esta trama y ya lo tengo escrito por lo que espero poder publicar sin falta la próxima semana o incluso durante el finde.
    No olvidéis comentar, quizás vuestros comentarios se ven reflejados en la siguiente parte.