Las crónicas de pandora

Capítulo 2

            La ciudad de Nazaret era, a esas horas del día, un lugar atestado de coches, contaminación y turistas por todas las calles. Aparcar le llevó media hora y finalmente logró encontrar un hueco donde meter su coche, en un camino de tierra donde, posiblemente aparcarían justo detrás y no podría sacarlo. Debía arriesgarse, llegaba tarde a una entrevista y necesitaba ese trabajo o no podrían pagar el alquiler del siguiente mes.

            Caminó hasta el museo mientras se acomodaba la corbata y en cuanto sus pies dejaron de pisar la rojiza arena polvorienta y por fin llegó a los adoquines de la acera, se sacudió dando fuertes pisotones. Al hacerlo unas mujeres le miraron contrariadas y se disculpó con una sonrisa y levantando la mano.

            Se dirigía al museo arqueológico de Nazaret, uno de los más importantes del mundo, desde el punto de vista religioso. Le llamaron para realizar un trabajo importante que requería mucho tiempo, trabajaba sin contrato, por trabajos puntuales, no todos los días se encontraban manuscritos en hebreo antiguo. Entró en el prestigioso edificio sin fijarse en la estructura del mismo, llegaba tres minutos tarde. Preguntó en la ventanilla de información de la entrada y le indicaron la ruta para llegar al despacho de dirección. Siendo un edificio tan grande tardó algo más de cinco minutos. Finalmente llegó y llamó a la puerta del director.

            -¡Adelante! -Escuchó.

            Se atrevió a abrir el grueso portón y se encontró el jovial rostro del máximo responsable del centro. No sabía su nombre a pesar de haberlo visto ya en otras ocasiones.

            -Jazira -le saludó amigablemente-. Hacía tiempo que no trabajábamos juntos, es un gusto tenerle de vuelta.

            -Hacía seis años que no me llamaban -respondió.

            -Es que no se encuentran manuscritos escritos en hebreo antiguo todos los días. Usted es nuestra primera opción llegado el caso, su profesionalidad esta fuera de toda duda, y también su discreción.

            -¿Han encontrado algo nuevo?

            -No lo diga tan alto -exclamó el director-. De hecho tenemos entre manos un hallazgo que ha levantado ampollas en todos los sectores del gremio. No quieren que esto salga a la luz hasta que tengan una idea clara de lo que es. ¿Puedo contar con su secretismo? Si acepta el trabajo le haré llegar un contrato de confidencialidad. Lo requiere el mismísimo ministerio de asuntos interiores. Nadie puede saber ni siquiera que esto existe.

            -Estaré encantado de echarle un vistazo.

            -Gracias, se lo haré llegar cuanto antes. Le envidio, ser arqueólogo y conocer lenguas antiguas debe ser apasionante, como dicen en el gremio, el que sabe siempre tiene trabajo y el que no le ponen de jefe -soltó un carcajada como si hubiera sido un chiste gracioso-. No tendrá tiempo de aburrirse.

            -Es más leyenda que otra cosa, mis trabajos fueron un golpe de suerte -replicó-. Casi todo lo que se encuentra no tiene relación alguna con religiones y he sido afortunado de traducir una epístola del apóstol Santiago, incluso otra de la mujer del gobernador Herodes. No merezco más honores que mis compañeros.

            Ser arqueólogo no consistía en recorrer tumbas como se contaba en el cine. Jazira estaba aburrido de su profesión porque apenas le daba de comer. Eran tiempos duros, la interminable guerra con los palestinos debilitaba continuamente la economía del país, los lugares más emblemáticos donde podría encontrar trabajo estaban saturados de expertos, de público y hacía siglos que nadie descubría nada nuevo bajo sus pies. Y por si fuera poco la pandemia del COVID y ahora la guerra de Rusia con Ucrania, les obligaba a estar al borde de la miseria, los precios del combustible, la comida, el gas o el agua se habían disparado. Y él no tenía un contrato estable.

            Nazaret era una ciudad grande, en pleno 2022 la mayoría de turistas religiosos pasaban por allí y los comerciantes de figuras hacían negocio con el flujo incesante de visitantes.

            Jazira decidió dedicarse a la arqueología porque le apasionaba el pasado. Judío de convicción, dedicaba su vida a las escrituras, al hebreo antiguo y a la historia de su pueblo. Con eso solo consiguió un puesto en un colegio privado donde impartía de lengua hebrea por un sueldo que no le daba ni para los gastos. Era un buen empleo y comenzó con un salario muy interesante. Pero el alumnado cada día era más escaso y desde 2009 cobraba lo mismo. Cuando reclamaba una subida le decían que ese mes habían tenido que hacer frente a obras inesperadas y que no era un buen momento, nunca lo era.

            Sin embargo, podía dedicar sus tardes a ese trabajo misterioso.

            - ¿De qué se trata? -Se atrevió a preguntar-.

            - Pues verá, en una reforma de una iglesia antigua ortodoxa que se caía a pedazos, se acababa de descubrir una vasija por debajo de los cimientos del templo. La han datado del siglo I o II. El ministerio ordenó eliminar los restos de la iglesia para estudiar la vivienda. La han destapado por completo con idea de vender entradas a los turistas, ya que se conserva sorprendentemente bien, teniendo en cuenta que tiene casi dos mil años. Al parecer, viendo las inscripciones romanas, fue preservada del paso del tiempo en la antigüedad y por ello se mantiene casi como si hubieran vivido ayer en ella. Lo que se ha encontrado allí, bajo unos baños de los tiempos de Cesar Augusto, fue una vasija del tamaño de una calabaza. Estaba intacta, como si alguien hubiera aprovechado un antiguo pozo seco para llenarlo de arena con la vasija desértica en su interior. Pero lo que me ha llevado a llamarle es lo que escondía dentro, un pergamino enrollado.

            El director del museo abrió un cajón usando una llave y extrajo una bolsa de cuero antiguo, aunque no tanto como lo que supuestamente escondía dentro. Usaban esas bolsas para no dañar los hallazgos.

            - Aquí lo tiene.

            Se puso guantes de plástico y procedió a sacar el rollo con sumo cuidado. Se olía el añejo aroma a piel de cabra desde la posición donde estaba él.

            - El mismísimo ministro de conservación del patrimonio israelí, me pidió que lo tradujera. Le adelanto que podría tratarse de un documento falso. Lo he datado y el carbono 14 indica que pertenece a la franja de tiempo entre hace 1900 y 2400 años. El especialista del museo dice que podría ser un documento escrito en la época en la que supuestamente vivió Jesús de Nazaret. De hecho el autor se llama Jesús. ¿Coincidencia? No sabemos mucho más, no he permitido que nuestro traductor lo vea más por miedo a que se vaya de la lengua. Yo sé que usted es muy serio en sus trabajos, y sabe mantener la boca cerrada y no filtrar información a los medios. Le repito muy seriamente que no puede contar a nadie lo que descubra, ni siquiera a su familia. Si difunde el más mínimo detalle puedo hacer que no vuelvan a contratarle de aquí a Pekín.

            - ¿Saben que viene de la época de Jesucristo y no podemos confirmar o rechazar esa sospecha? -Preguntó, confundido.

            - Nunca he dicho lo que es. Antes de que pueda dejarle tocar el pergamino, léase este contrato y fírmelo.

            Le pasó un taco de veinte folios que Jazira hojeó por encima. Montones de cláusulas legales desfilaban página por página.

            - Se lo acabo de resumir. Firme y podrá empezar a trabajar.

            - ¿Dónde?

            - En todas las páginas, por favor.

            Tanto misterio envolvió aquella conversación que se olvidó de hablarle de cuánto le pagarían por aquello. Fue buscando por las páginas mientras las firmaba y finalmente una le dio una cifra bastante mediocre. Solo le pagarían un salario de un mes.

            No se podía decir que le sobrara tiempo para investigaciones secretas. Pero se sentía halagado de ser él quien se encargara del pergamino ya que significaba que su fama de historiador, lingüista y arqueólogo había servido para que se lo entregaran a él.

 

 

 

 

            El mayor secreto encontrado en siglos, en sus manos. ¿Y si contaba algo de Jesucristo? Su estudio sería publicado en el mundo entero.

            A pesar de las ganas que tenía de abrirlo, no fue posible hasta que su mujer fue a acostarse, no quería que estuviera al tanto de ese "secreto". Se había limitado a decirle que tenía que corregir exámenes de la universidad.

            Abrió el envoltorio de cartón y se encontró una capa de tres centímetros de grosor de plástico protector con burbujas. Tuvo que lidiar con el celofán, las tijeras y el dichoso ruido de explotar las bolsitas de aire hasta que logró sacar el verdadero paquete de dentro. Un saquito de cuero marrón oscuro. Aún tenía arena del desierto en su interior. Tan fina que no podía notarla con el tacto. Finalmente sus dedos rozaron una piel antigua. La extrajo con infinito cuidado y se dio cuenta de lo valioso que era aquello en términos arqueológicos. Se trababa de un rollo de piel de cabra cuidadosamente enrollado y atado con una cuerda de cuero de camello. No se podría haber mantenido en semejante estado de conservación durante tanto tiempo sin aquella arena protegiéndolo de la humedad, los hongos y el tiempo. La piel conservaba su elasticidad y pudo abrir el rollo en sus primeras palabras escritas en hebreo antiguo. El mismo que se utilizaba en los evangelios más antiguos encontrados. Si era uno de esos, no tenía ningún misterio.

            Pero sus primeras palabras fueron muy sorprendentes. No era, en absoluto, nada que hubiera leído antes.

            "Diario de Jeshua. Hijo de María y José."

            Se quedó pálido y se quiso sentar, pero la silla estaba en otra parte y se fue al suelo con un estruendo que pudo despertar a su mujer. Por suerte el pergamino mantenía su consistencia y no resultó dañado al chocar contra el suelo.

            -Él sabía lo que era, por eso tanto secretismo. No creo en Jesucristo, como historiador no existe evidencia alguna de que siquiera hubiera existido. Pero esto... Lo confirmaría, si es que fuera el mesías cristiano. Claro, me eligió a mí porque no estoy influenciado por la Iglesia Católica... Cielo santo -susurró, asustado-. Como se enteren de que lo tengo...

            Por esa razón debía guardar secreto ante todo el mundo, incluida su mujer. Claro que no sería muy complicado, casi nunca mostraba interés en lo que tenía entre manos.

            Abrió el rollo con sumo cuidado. Al estar conservado en arena seca del desierto su conservación era asombrosa, no apreció el menor rastro de desperfecto. Eso era muy mala señal, si fuera tan antiguo se tenía que haber cuarteado. En cuanto vio las primeras anotaciones se sorprendió por la hermosa letra escrita a mano y, sin poder evitar la inmensa curiosidad, se puso manos a la obra.

 

 

 

 

        Hoy mi madre me ha pedido que vaya a ver al señor Efraím, en Belén. No me gusta cerrar la carpintería. Desde que murió mi padre ya solo trabajo yo en ella y si cierro no entra dinero en casa y no tenemos ahorros, son tiempos difíciles, la madera es cara, apenas puedo cobrar por la mano de obra y gano lo justo para echarnos a la boca dos panes y dos peces.

        Por eso quiere que vaya, mi madre dice que Efraim está buscando buenos carpinteros para amueblar la casa de su hija, que se va a casar el mes que viene.

        No puedo decirle que no, ella me lo ha dado todo, cuando murió mi padre, José... Bueno, mi padre en la Tierra, porque yo sé que soy hijo de Dios. Quiero detallar que yo no creo en los escribas, ni en los fariseos, no soy muy ortodoxo, me sé las escrituras de memoria pero no voy al templo más que en las fiestas obligadas. Es desagradable encontrar a personas que dicen creer en Dios, hablando en su nombre y luego ven a un pobre cabritillo cojeando delante de ellos y le lanzan una patada para quitarlo del medio, o a las viudas que piden limosna les dan las frutas podridas que dejan los demás en el templo y se sienten generosos. Mientras a duras penas pueden arrastrar sus orondas barrigas, claras muestras de su vida holgada. Es una afrenta imperdonable que personas con esa bajeza moral se crean dignas de hablarnos en nombre de Dios.

        Somos el pueblo elegido, el Padre no es un ser sin alma escondido en las escrituras. Nos habla a todos en el corazón, en lo que sucede a nuestro alrededor. Pero soy el único que cree eso... Yo y mi madre. Algún día vendrá el Mesías y nos lo hará ver a todos.

 

 

 

            Jazira dejó de escribir. No había la menor duda, ese manuscrito era de un tal Jeshua, contemporáneo de Jesús de Nazaret, en el caso de que hubiera existido realmente, que también tenía una madre piadosa, era carpintero y su padre se llamaba José. Pero todo debía ser una casualidad. Él mismo ignoraba quién era el Mesías y, según los católicos, Jesucristo era consciente de ello desde la infancia.

            Lamentablemente el diario no ponía fechas, solo eran anotaciones que indicaban paso del tiempo con una separación y porque casi siempre parecía empezar con la palabra "Hoy".

 

 

 

 

 

 

 

        Hoy he llegado a la casa de mi cliente, Efraim. Me han instalado cerca de mi tía Isabel y aproveché para hacerle una visita. Me contó que mi primo, había renunciado al cargo de sacerdote del templo y se marchó al desierto. Parecía muy disgustada y lo entiendo, no puedo comprender cómo siendo hijo único, ella viuda, decide dejar su cargo y la deja a expensas de las limosnas que quieran darle en el templo. Me dio tanta pena su situación que quise invitarla a la casa que me ofrecían para dormir, pero es tan orgullosa que ha conseguido que acepte irme a dormir a la suya, mientras dure este trabajo.

        Ella y mi madre son distintas a otros familiares que me preguntan si ya tengo novia o le he echado el ojo a una jovenzuela (algunos hasta me dicen si quiero desposar a sus hijas). Parece que uno no se hace hombre mientras no tenga una esposa e hijos y me dicen que con mis veinticinco años ya debería estar casado. Mi tía nunca me pregunta eso, se interesa por mi madre y me cuenta cosas de su hijo. Seamos francos, yo a Juan le he visto hace dos años y por entonces parecía un joven que tenía muy clara su vocación al sacerdocio. Apenas hablé con él, es como su madre, muy particular. A pesar de que son gentes de pocas palabras uno siente que son de fiar. Es la poca familia que tengo y me gustaría vivir más cerca. Mis hermanos viven en Jerusalén y tienen hijos, algunos incluso peinan barba. Como soy el único hijo de mi madre la gente se empeña en que me case y le dé nietos de verdad. Se lleva bien con todo el mundo creen que eso la hará más feliz, pero curiosamente es la que menos me pregunta por el tema de las novias.

        Hay algo curioso en mi familia, todos son morenos, de ojos negros, bajitos... Mi madre no es una excepción. Mi padre, José, me llegaba a los hombros cuando me hice adulto. Soy tan alto que me golpeó la cabeza en los marcos de todas las puertas y mis ojos son azules verdosos. No sé a qué se debe mi estatura o mi aspecto... Distinto. No conozco a nadie más con los ojos de mi color, y soy tan alto o incluso más que muchos romanos, y eso que algunos son enormes.

        Como soy bastante fuerte y la gente se siente intimidada por mi aspecto musculoso, he sido tentado por los celotes, dicen que podría liderar una revolución, que sería un formidable luchador a quien seguirían sin dudarlo hasta la muerte. Pero yo no sé luchar, mis músculos son por levantar tablones, poner clavos, lijar madera y armar enormes estructuras de madera. Si me preguntan qué arma quiero llevar a la guerra respondería sin dudar el martillo. Porque alguien tiene que arreglar los estropicios que causan los demás. Si los gobernantes que mandan luchar al pueblo estuvieran obligados a pagar cada destrozo o vida perdida, estoy seguro de que no habría guerras.

        ¿Luchar yo? Ni siquiera puedo matar a una gallina el día de Pascua. Me da reparo hasta podar las encinas de donde saco la madera. No apruebo ni que las talen, si nos afanamos por coger y expoliar, el mundo será un desierto más pronto que tarde.

        Todo esto por recordar a mi primo, la verdad, es un muchacho excepcional que de solo nombrarlo hace que te replantees las cosas que pasan en el universo. Mi madre y mi tía se empeñan en que nos conozcamos mejor, que trabemos amistad, que tenemos mucho en común. Él un celoso sacerdote, judío de pura cepa y yo, que no me llevo bien con los hombres de "Dios". Pues lo siento, él no suele ponerlo fácil y creo que es porque somos opuestos. Mi madre me ha explicado que soy tan diferente al resto de muchachos de forma bastante sencilla: Dios hace una obra de arte por cada uno de sus hijos y no le gusta repetir ninguna se sus obras.

        Volviendo al tema de mi trabajo, la hija de mi cliente ha sido prometida con un conocido terrateniente de la zona, que no recuerdo su nombre. Ella es una niña, tiene catorce años y es un ángel, es muy bonita. Efraim, en cambio, es un hombre entrado en años, casi cuarenta, si es que no los ha superado. Ha tenido otras mujeres y éstas han muerto trágicamente sin llegar a traerle un heredero al mundo.

        La boda se celebra mañana en Canaán. Vendrá mi madre y cientos de invitados de todas las regiones de Israel, yo también estoy invitado aunque no iré. Tengo tantos encargos... Una cama de matrimonio, un armario,  varias camas para las salas de invitados, la mesa central del salón, las sillas. Les he dicho que la madera es muy cara pero el dinero no es un problema para esta familia.

        En fin, tardaré dos meses en terminarlo todo si marcha bien. Vamos a tener dinero suficiente durante este invierno. Además me han dicho que si lo hago bien me pedirán más cosas. La casa es muy grande y aun con las cosas que me han encargado, parecerá vacía.

 

 

 

            Jazira dejó de escribir en su ordenador. La fascinación inicial se transformó en desconfianza, ese pergamino era... Alguien que hubiera leído los evangelios pudo fingir que era la vida de Jesús y utilizando el lenguaje hebreo trató de escribir un diario que el propio Jesucristo jamás escribió. ¿Por qué sino iba a mencionar justo a los personajes que salían en la biblia?

            Miró el reloj, eran las dos de la mañana. Tenía que levantarse pronto para dar clase en la universidad y no quería ir con demasiado sueño.

 

            El día siguiente se le pasó muy rápido, estaba deseando llegar a casa y retomar el trabajo. Fuera o no real, le intrigaban las cosas que podía encontrarse en él. Una frase se había quedado grabado a fuego en su memoria y estaba deseando decirla en clase, pero cuando iba a pronunciarla se mordió la lengua y no la recitó por miedo a que algún alumno le preguntara quién la había escrito.

 

             "Si los gobernantes que mandan luchar al pueblo estuvieran obligados a pagar cada destrozo o vida perdida, estoy seguro de que no habría guerras."

 

            Una frase tan actual como recurrente a lo largo de la historia.

 

 Continuará

Comentarios: 6
  • #6

    Chemo (domingo, 20 marzo 2022 15:35)

    Me quedé intrigado por la desaparición de Fausta. No sé si tenga relación alguna, pero es posible que se trate de uno de los personajes que acompañaron a Jesús durante su vida en la Tierra.

  • #5

    Tony (viernes, 18 marzo 2022 14:38)

    Alfonso, gracias por la explicación. Me ahorras decir que esto es pura ficción y que si alguien se siente más por lo que esté Jesús imaginario ha dicho o vaya a decir, le pudo mis más sinceras disculpas. Como obra de ficción que es, solo busco el entretenimiento.

  • #4

    Alfonso (viernes, 18 marzo 2022 04:33)

    Como obra de ficción está bien la historia. Pero hay que agregar que, en aquella época, la gran mayoría de la gente común era analfabeta. Jesús y todos sus seguidores inmediatos lo eran. Todo el conocimiento se transmitía de forma oral y no fue sino hasta dos siglos después de su muerte que el cristianismo comenzó a tener tal auge que los escribas cristianos se interesaron en recopilar las historias y plasmarlas en textos. Y, como buen teléfono descompuesto, es muy probable que las historias plasmadas en texto que hoy conocemos se hayan tergiversado.
    Espero no haber arruinado la historia con mis palabras. Aunque podemos suponer que Jesús mágicamente sabía leer y escribir desde su nacimiento gracias a sus dones divinos.
    Me intriga bastante cómo se van a contar las tres historias en un solo relato. A ver cómo queda.

  • #3

    Tony (jueves, 17 marzo 2022 11:35)

    Creo que no andas bien encaminado Jaime, el pergamino tiene 2000 años y Jazira se está limitando a traducirlo.
    Lo que me estoy dando cuenta es voy a omitir los títulos de los tres libros. Sino se hace muy complicado seguir la trama si hay división de libros y capítulos.

  • #2

    Jaime (jueves, 17 marzo 2022 01:32)

    Comienza bien la historia. Me imagino que el pergamino ha de ser mágico y le permite al lector tener una conversación con Jesús. El pergamino fue escondido por órdenes de Jesús para que éste fuese descubierto en la actualidad y así poder encomendarle una misión sagrada a quien lo descubriese.
    Espero la siguiente parte son ansias.

  • #1

    Tony (miércoles, 16 marzo 2022 08:13)

    Iba a publicar ayer pero la página jimdo estaba caída y no me fue posible.
    No olvidéis comentar.