Taller de escritura

 

 

 

Lección 5

 

Vive la historia, déjala respirar

 

El peor consejo que podéis seguir es "termina tu novela de una sentada". A menos, claro, que tengáis todo en la cabeza y temáis perderla... En cuyo caso os recomiendo volver a la lección 4 y escribir su mapa. No se os ocurra escribirla siguiendo el ejemplo de los escritores de ficción (que ante una crisis de inspiración deciden irse a un hotel rural donde encuentran no solo su musa sino también su mejor libro).

En el fútbol hay personajes ilustres a los que todos quieren imitar. En baloncesto, en cualquier deporte, todo el mundo sabe decirte el nombre de una estrella. ¿Sabéis los nombres de todos los jugadores profesionales? No.

Y ¿Sabes por qué Cristiano Ronaldo es conocido en el mundo entero y Odriozola no? Porque dicen que es el mejor. No voy a entrar en si lo es de verdad o no, no me importa, la verdad. ¿Alguien cree que Odriozola es el mejor? Puede que en su casa, en su pueblo y hasta en el equipo del que ha subido al Real Madrid (en el que por cierto, es suplente). ¿Qué necesita este jugador para salir en una portada del periódico? Seguramente jugar. Y cuando lo haga, dar su alma. Y ¿Qué le pasa al ser humano cuando quiere conseguir bordar la perfección? Pues siento deciros que suele meter la pata. Cuando subes unas escaleras sin fijarte en lo que haces no te tropiezas. Pero si sabes que alguien te observa y las quieres subir perfectamente, vas y tropiezas. ¿Por qué? Muy simple porque no tenemos la costumbre de hacer las cosas perfectas. Como nunca lo intentamos, a menos que todos nos vean, no lo hacemos bien porque sencillamente no solemos hacer las cosas así. No se puede culpar a los nervios, al efecto escénico... A nada. La culpa es tuya por no ser siempre perfecto. Cristiano Ronaldo no sé si es perfecto o no, pero todo el mundo sabe que lo intenta cada día.

Después de este símil futbolístico, creo que puedo explicar lo que quería decir.

Si no tienes por costumbre escribir lo mejor que sabes, ¿Por qué piensas que si te vas a un hotel rural y encuentras tu musa vas a hacerlo mejor?

Si te esfuerzas por escribir siempre lo mejor que sabes y buscas la inspiración en el día a día, no necesitas más musas. Los escritos fluyen. Y si una historia fluye no puedes tener prisa en terminarla. Escríbela de la mano, sigue su tiempo, día a día. Escribe con el ritmo de tus personajes, imagina cómo deben estar ahora, mientras vas a recoger los niños al colegio, corres footing, te duchas, te cortas las uñas de los pies. Todo eso también lo hacen tus personajes y puedes encontrar anécdotas divertidas que intercalar en tus relatos. A lo mejor quieres que en una sentada hagan un viaje a Roma y te empeñas en contar una semana en lo que tú estás escribiendo dos horas. Pero si lo haces será como ver una secuencia de fotos. El lector no sentirá que ha viajado a Roma, solo que alguien le está contando un viaje (y todos sabemos que cuando alguien nos cuenta un viaje solemos perder el hilo a la cuarta frase).

Hay que vivir con nuestros personajes, dejarles un hueco en nuestra mente y corazón para que también ellos puedan pensar lo que deben hacer a continuación.

 

Nada mejor que un ejemplo para ilustrar esta lección:

 

1) Contándolo sin respirar al ritmo de los personajes:

"Rubén se escabulló de la fila y se fue a los lavabos de chicas para sorprender a Marisa, que la vio entrar un momento antes y sabía que estaba sola. Cuando ésta le vio entrar pegó un grito."

 

2) Cuando nos metemos en su piel y dejamos que la historia respire:

"Los muchachos gastaban bromas en la fila y Rubén, que no tenía muchos amigos, solo podía pensar en Marisa. Entonces vio que ella salía urgentemente al baño de chicas y él supo que sería su última oportunidad de declararse. Ella ni sabía que existía pero él la miraba continuamente y la admiraba como una diosa. Siempre estaba rodeada de sus amigas y jamás la encontraba sola para poder acercarse a ella y hablarle sin que nadie más lo supiera. Estaba cansado de los comentarios y risitas cuando alguien mostraba interés especial por otra persona. No quería que todos se rieran de él si ella le rechazaba, debía encontrarla a solas. Al darse cuenta de que el profesor miraba a otro lado y que nadie le prestaba atención, salió de la fila y corrió al baño de las chicas. Al entrar la vio lavarse la cara, estaba llorando. Entonces le vio entrar y gritó como una loca..."

 

Seguramente habrá momentos donde la opción 1 sea lo normal. Pero es lo que he explicado con el ejemplo del fútbol. Si no nos esforzamos por ser siempre perfectos en nuestro arte, cuando queramos conseguir ser perfectos un párrafo suelto o dos vamos a hacerlo mal. Todo lo que escribamos debe ser respirando con los protagonistas. Hay que lograr meterse en su cabeza y así conseguimos que el lector venga detrás. Si no lo hacemos, cuando contamos el relato del ejemplo, el lector pensará que Rubén es un violador (si lee la opción 1). Y si lee la opción 2 el lector pensará que Rubén solo está enamorado platónicamente de Marisa y por tanto se identifican un poco más con él. Querrá saber cómo termina la escena.

 

Nadie se siente atrapado en la lectura de un personaje que no comprende desde el fondo de su mente y corazón.

 

Hasta la próxima lección.

 

 

Comentarios: 1
  • #1

    Tony (lunes, 29 octubre 2018 01:32)

    Puedes comentar aquí lo que te parezca.