Antonio Jurado y los impostores

11ª parte

 

            Fue a la cocina y limpió la cafetera italiana, preparándola de nuevo. La puso en la vitrocerámica a máxima potencia y la invitó a ir al salón.

            -No he venido a charlar, si no tienes no lo hagas por mí.

            -Vamos mujer, es un minuto. Lo tenía que hacer igual.

            Lara no le hizo caso y entró en la cocina examinándolo todo con su sagaz mirada de sabueso.

            -¿Qué fue lo que hice para que una chica tan guapa venga a verme a mi casa? -Bromeó.

            -Tú nada, metí la pata al involucrarte. Me alegro de que no te hayan vendido a sabe Dios qué mafia, a yo qué sé a dónde.

            -¿Entonces no vas a pedirme los mil euros?

            -Solo quiero que me cuentes todo lo que sabes. El niño murió tal y como soñé. Me salvé porque tú no estabas allí y supe que algo iba mal. Creí que habías muerto por mi culpa, te pido mis más sinceras disculpas.

            -Pues lo siento mucho, chica, no tengo ni idea de lo que ha pasado -respondió Antonio con tristeza-. Ojalá pudiera ayudarte.

            -Hay algo extraño en todo esto. Cuéntame lo que pasó exactamente. Cuando te fuiste con el niño ¿qué ocurrió?

            -Me dijo que tenía que ir a su casa, lo llevé y como no volvía fui a buscarlo y ya lo habían matado. No pude hacer nada por él. Entonces alguien me golpeó por la espalda y ya no recuerdo más. Me desperté en el contenedor, en el puerto de Tokio, y fue cuando me pude escapar.

            -¿No te dije que no le perdieras de vista? -Le reprochó Lara-¿Cómo dejaste que fuera solo a su casa?

            -Y doy gracias al cielo porque probablemente si lo hubiera acompañado yo también sería comida de carnicería.

            -Ya, eres un tipo con suerte -aunque parecía un cumplido, lo dijo como si fuera un cobarde y se hubiera acobardado ante la situación.

            -Solo quería avisar a su madre de que estaba bien. Quién iba a sospechar que iba a espérale alguien allí y cortarle la cabeza como se lo cortaron.

            -Yo te avisé, te dije que ocurriría. ¿Acaso no confiabas en mí?

            -Perdona, yo asumí que ya había cambiado el destino de ese chico, que no nos habían seguido y que estamos a salvo. No pensé que fuéramos de cabeza a su cita con la muerte.

            Lara se quedó pensativa mirándole con desconfianza.

            -Buenos días -salió Michael desde la puerta del salón.

            Lara se asustó al verlo.

            -¿Y tú quién eres? -Inquirió, arisca.

            -Vive aquí, en la habitaron de abajo -se limitó a decir Antonio-. Buenos días Michael.

            -Voy a comprar al mercado -explicó-, ya vengo.

            -Vale -respondió.

            -Si necesitas cualquier cosa dímelo por el WhatsApp -ofreció.

            -Vale.

            Era un hombre de metro setenta, rechoncho y con cara de bonachón. Aunque Antonio nunca le aceptó, lo cierto era que jamás le habría dado motivos de discusión y se llevaban muy bien.

            En cuanto cerró la puerta de la calle y escucharon la verja Lara escuchó una sonrisa pícara.

            -¿No me digas que has dejado a tu mujer y vives con un hombre? Que callado te lo tenías.

            Lara soltó una risa juguetona. Antonio abro los ojos como platos y negó con la cabeza.

            -Mi mujer empezó a traer gastos, después se ha ido animando y trajo incluso un conejo. Lo último son unos venezolanos que venían huyendo de la pobreza y casualmente Michael fue un novio suyo de hace veinte años. No me preguntes, la culpa es del Fakebooks, maldito el día que fue creado.

            -Parece majo.

            -No da motivos para que le eche de casa de una patada en el trastero -respondió asqueado.

            -Veo que he disparado en la llaga.

            -Que va mujer, nos llevamos bien. Es temporal, hasta que encuentren trabajo y puedan largarse a su propia casa.

            -Ya veo. Entonces ¿por qué hablas de ellos cómo si quisieras que se los tragara la Tierra?

            Antonio negó con la cabeza.

            -¿Tu qué harías si...

            -...Tuviera unos amigos en Venezuela y lograran salir de allí? Lo mismo que tu mujer.

            -Ya. ¿Y si tu marido se trae una ex novia y con ella viene una hija despampanante de dieciocho años, que encima no se separa de tu esposo y todo el día están juntos y de cachondeo?

            -¿Michael tiene una hija?

            -No, un hijo, muy deportista, que todas las amigas de mi mujer dicen que es guapísimo. Ahí va ella, todo el día se lo lleva cómo un llavero, a comprar, a pasear al perro... Le hace fotos constantemente, más que a nuestros hijos.

            -Espero que no esté ahí -susurró ella.

            -No, que va, trabaja de ciclista.

            -Vaya, ¿de qué equipo? -Se interesó.

            -Globo, comida a domicilio. Se gastará todo lo que gane en su examen de conducir -se burló Antonio.

            -Un chico de dieciocho años que trabaja a destajo para pagar su carnet de conducir... ¿Dónde los venden? Yo quiero un hijo así.

            -Te lo regalo.

            Lara le miro con el ceño fruncido.

            -Un momento, ¿estas celoso? Ten cuidado, y no hagas ninguna tontería.

            -Ya, ahora soy yo el loco, claro. No te preocupes, no estoy tan chiflando.

            -Es que es muy habitual ver hombres matando a sus mujeres o secuestrando a sus hijos por celos.

            -Y ellas no lo hacen. ¿Sabes por qué?, les dan la custodia sin preguntar siquiera a los niños. No es que justifique a los maridos asesinos, ojo, pero cuando pones a un escorpión en un círculo de fuego, se suicida. No es buena idea llevar a esos extremos a nadie.

            -Te quejas porque tú eres así, pero te aseguro que lo normal es que las madres se pasen en día con los niños, sus padres sólo se acercan a jugar y malcriarlos, el rato divertido. ¿Y luego quién les baña y hace la comida? ¿Quién les viste?

            -Estás tan podrida como la sociedad. Todo lo hago yo.

            -No es tu caso, ya sé que tú no trabajas -replicó ella-. Y está claro que adoras a tus hijos.

            -¿Sabes? Déjalo -protestó él-. No quiero hablar más del tema.

            -Ya estaría bueno que no te encargaras de ellos estando en casa todo el día y ella trabajando... Aunque si te divorcias es casi seguro que no te den la custodia.

            -No tengo intención de hacerlo, pero lo sé.

            -¿Por qué te agobia el tema entonces? Mira, los casos que conozco los padres celebran los divorcios. Es más, hay quienes se pelean para que sea el otro quien se quede con los niños.

            -Ya, me asombra ir a los cumpleaños y ver que los padres se juntan entre ellos y pasan de sus hijos hasta que gritan o lloran.

            -¿Por qué te sorprende? Es lo normal.

            -Yo prefiero la compañía de los peques que la de los adultos. Los padres solo hablan de fútbol y cosas del trabajo, las madres cotorrean de la profesora y cuentan todos los trapos sucios de los niños y de paso, de los maridos. Como no se están escuchando no les importa, ya que las madres habitualmente no hablan con los padres, creo que directamente no existimos. Así que mira, los niños juegan, es lo mejor, prefiero su compañía.

            -Hazme caso, no te agobies, el divorcio es una bendición, si no lo ves así es porque tu matrimonio va viento en popa. Pero, ¿Por qué estamos hablando de esto? Si no tienes nada más que decirme sobre tu secuestro me piro. Tengo muchas cosas que hacer en la comisaría.

            -¡El café! -Exclamó Antonio-. ¿Quieres?

            -Vale, huele mejor que el del trabajo. Espero que no quieras envenenarme.

            -¿Veneno?... -Antonio se mordió la lengua, se había olvidado de la taza de té rojo japonés y al recordarla le vinieron muchos recuerdos confusos que no recordaba hasta ese momento. Una especie de sueño muy vivido, una entrevista con Kenichi, una conversación de negocios, una corta trifulca en la que Abigail se encaraba a sus guarda espaldas pero no consiguió herir a ninguno, y tras un fuerte empujón todo fue oscuridad. Aunque no despertó en el contenedor, lo hizo ante una mujer preciosa. Nunca había visto nadie igual, creyó estar en el cielo, su mirada parecía leerle el alma, y con un beso se la robó y volvió a perder el sentido.

            ¿Fue una pesadilla? ¿O un sueño idílico? ¿Esa mujer sería Arita? Desde luego si era así, estuvo a punto de cumplir su misión, aunque no recordaba siquiera haber pensado que debía matarla. De hecho no estaba seguro si todo eso fue un sueño o fue de verdad.

            -¿Has visto un fantasma? -Bromeó Lara-. He dicho que me tomaré ese café.

            -Ah, sí, por supuesto. ¿Cómo lo quieres?

            -Negro como la noche. Sin azúcar.

            Se fue a la cocina y le sirvió todo el café de la cafetera en una taza. Para él quedó el último chorrito, con todos los posos. Luego llenó la taza de leche y le puso edulcorante.

            En cuanto se lo dio, Lara lo aceptó y lo engulló de un trago.

            Antonio la observó asustado, el café estaba recién salido de la cafetera, era agua hirviendo, literalmente. Creyó que iba a gritar pero no. Sonrió y dijo:

            -Gracias, me encanta así, bien calentito. Me quitará el frio un buen rato. Si recuerdas algo más, ya sabes mi teléfono.

            -No, de hecho, no lo sé -replicó-. Perdí el móvil donde lo tenía.

            -En ese caso -abrió su bolso de cuero negro y desgastado y extrajo una tarjetita de cartulina-, toma, mi tarjeta.

            Antonio la cogió y la examinó.

            -Muy bien, ahora sí podré llamarte.

            -Si averiguo más sobre este caso te lo diré. Si al menos tuviéramos algún sospechoso... ¿En serio no puedes darme ningún nombre?

            -No me lo habías preguntado -respondió sonriente-. Claro que sé uno, Kenichi. El jefe yakuza de los Yamauchi-Gumy.

            -¿Le viste?

            -No, pero... -se dio cuenta de que si decía una palabra más se delataría a sí mismo-, lo recuerdo. No sé por qué.

            -Ponme otro café -asintió Lara-. Este me lo tomaré con más calma.

            Antonio puso cara de culpable aunque no se opuso.

            - ¿Me vas a contar la verdad? -Inquirió muy seria.

            Antonio la volvió a invitar al salón de casa y se pusieron cómodos.

            - ¿Cómo que no sabes por qué? Me has dado el nombre del tío más peligroso de Japón y además puede que del mundo. Solo mencionarlo delante de mis superiores me puede acarrear multitud de problemas. Y ¿tú sabes,... "Porque sí" su nombre, como responsable de este secuestro múltiple?

            - Al decir la palabra veneno se me despejó la mente -se defendió Antonio-. Aunque no creo que te ayude demasiado con la investigación.

            - ¿Qué es lo que has recordado?

            El aludido suspiró y se encogió de hombros.

            - Lo recuerdo casi todo.

 

            Mientras se tomaba el café, Antonio le relató con pocos detalles su encuentro con Abigail, su teoría acerca de los impostores, el dispositivo de activación y sus tres canciones que, aunque le dijo cuáles eran, no podía recordarlas. Ahora que se había desenmascarado no tenía sentido seguir ocultándole nada. Al fin y al cabo era su confidente, para eso le pagó.

            - Luego creo que me desmayé o puede que me drogaran con aquel té rojo japonés.

            - ¿Y no recuerdas más?

            - Solo cosas puntuales, una reunión de negocios, una pelea, me empujaron y me golpee la cabeza, después me despertó una mujer bellísima que parecía conocer todos mis secretos. Me besó y volví a perder el sentido.

            - Una chica guapa te besó... Eso suena a uno de tus relatos estrambóticos. Ahora me dirás que era la Mona Lisa.

            - No sé quién era. Apuesto que era un sueño.

            - Entonces, si lo he entendido bien, Abigail quería matarla porque ella es la madre de los impostores. Y si tú la llegaste a ver y no pudiste resistirte a sus encantos...

            - Es que sigue viva -completó él.

          - Y tú podrías ser un impostor -se rió Lara como si fuera una locura-. Me estoy pensando que quizás sería mejor no saber nada. Toda esta paranoia no me da más que nuevas preguntas, no respuestas, ni un puto hilo del que tirar.

            - Kenichi es un buen comienzo -replicó él.

            - ¿Y qué prueba tienes contra él? Ni siquiera recuerdas haberlo visto, tú mismo dices que pudo ser un sueño.

            - A veces los sueños nos enseñan más que la realidad. Me lo dijo Abigail, o algo similar.

            - Me pasa por confiar en los chiflados. Me voy, a ver si saco algo en claro consultándolo con la almohada.

            Se levantó airada y salió por la puerta sin decir nada más. Antonio fue corriendo tras ella y al escucharlo se volvió visiblemente fastidiada.

            - ¿Qué te pasa? ¿Por qué me sigues?

            - Tengo que abrirte la verja del jardín. Si no, no podrás salir.

            - Ah... Vale, gracias.

            Pulsó el botón de la pared y la estructura metálica zumbó como una abeja. Lara atrajo la puerta hacia ella y salió.

            - Menuda paranoica -siseó Antonio-. ¿Qué voy a hacerle? ¿Pensaba que la seguía por verle el culo?

            Bien pensado, la inspectora era tremendamente atractiva, sus ojos eran pequeños pero denotaban astucia. Además nunca le preguntó si tenía familia oriental pues tenía ciertos rasgos asiáticos. Su trasero era perfecto y sabía lucirlo con sus pantalones vaqueros ajustados. Estaba en plena forma, de eso no había duda. Ignoraba los detalles de su vida sentimental, incluso podía ser lesbiana. Era demasiado profesional y jamás había dejado entrever una rendija de debilidad ante él.

            Todo lo contrario que Ángela Dark. A pesar de ser una mujer sin escrúpulos, su mirada se abría como un libro abierto y podía atravesar su alma, hasta sus deseos más íntimos. Suspiró al volver a recordarla y lamentó profundamente no haberle preguntado a Lara si había contactado con ella recientemente.

 

           

Comentarios: 9
  • #9

    Yenny (lunes, 07 diciembre 2020 03:13)

    Lo primero, feliz cumpleaños Jaime aunque super atrasado espero que lo hayas pasado bien.
    Yo creo que Lara va a ser la protagonista de esta historia, también me parece interesante la idea de Jaime y que todo sea un sueño inducido por Arita.

  • #8

    Vanessa (sábado, 05 diciembre 2020 13:43)

    Me agrada Chemo con sus comentarios sexuales.
    La historia me tiene muy intrigada. No sé qué vaya a pasar después. Espero que todos estén bien.

  • #7

    Chemo (miércoles, 02 diciembre 2020 16:34)

    Yo pronostico que Antonio, Abigail y Lara van a terminar haciendo un trío y por fin Antonio va a dejar a Brigitte. Jeje Bueno, tal vez no ocurra todo eso pero Antonio y Abigail terminan teniendo algo.

  • #6

    Esteban (miércoles, 02 diciembre 2020 03:04)

    Pues dada la gran pista de Tony, yo opino que Lara comenzará a atar cabos sueltos usando sus poderes de clarividencia.

  • #5

    Tony (miércoles, 02 diciembre 2020 01:28)

    ¡Feliz cumpleaños, Jaime!
    Lo cierto es que he sido un poco injusto porque pronto os daréis cuenta de que en este relato el protagonista no va a ser Antonio Jurado. Sólo ha servido para presentar a quien va a resolver todo este caso.

  • #4

    Alfonso (miércoles, 02 diciembre 2020 00:08)

    No parece una idea descabellada la de Jaime. Aunque yo sigo pensando que ese Antonio es un impostor y no sabe que lo es hasta que oiga la música que mencionó Abigail.
    Felicidades, Jaime, por tu cumpleaños.

  • #3

    Jaime (martes, 01 diciembre 2020 03:23)

    Por cierto, hoy es mi cumpleaños, así que esta parte ha sido un regalo inesperado.

  • #2

    Jaime (martes, 01 diciembre 2020 03:21)

    Al ver la imagen de la pistola con silenciador, me imaginé que en esta parte habría acción pero no fue el caso. Así son las imágenes engañosas de Tony.
    Pues ya que pedís mi pronóstico sobre la parte siguiente. Antonio se encuentra en un sueño inducido (probablemente provocado por Arita) del cual debe despertar para volver a la realidad. Las pistas son las siguientes:
    1. La frase de Abigail «A veces los sueños nos enseñan más que la realidad.»
    2. Todos alrededor de Antonio se comportan de forma diferente desde que regresó de España. Ahora, se lleva de maravilla con Michael y no ha tenido discusiones con su mujer.
    En la siguiente parte, algún agente de Arita dentro del sueño intentará eliminar a Lara para evitar que Antonio se dé cuenta de que está en un sueño y su mente se force a despertar.
    ¿Qué opináis?

  • #1

    Tony (martes, 01 diciembre 2020 02:29)

    Espero que os haya gustado. Pronto el relato va a dar un giro inesperado. A ver quién adivina qué pasa.