Los últimos vigilantes

6ª parte

 

 

  Apretar el gatillo contra Amy fue más sencillo que matarse a sí misma. Las órdenes de Montenegro eran claras, averiguar de qué línea temporal procedían y después eliminar a las dos. Ella le preguntó por qué no podían vivir como hermanas y le respondió que los hermanos no pueden llamarse igual, ser propietarios de los mismos bienes, cobrar dos sueldos... Tarde o temprano uno de los dos querría eliminar al otro y más valdría ser la primera en decidirlo. La segunda estaba condenada.

Ni siquiera conocía a Amy salvo por su nombre. La tuvo que eliminar para evitar que se cruzara con su otra realidad y si era soldado de otro equipo secreto del EICFD no debía enterarse nunca de que esa doble suya existió alguna vez. Como muy bien dijo su difunta otra "yo", Montenegro tuvo que enfrentarse a sí mismo varias veces en el pasado y nunca dudó en matar a sus otras versiones temporales. Sería un caos si existieran dos comandantes. 

-Misión cumplida. Por favor, ocúpense de los cuerpos.

Fue al ascensor y le pidió al científico que le acompañara con un gesto de cabeza. Éste soltó las manos del cuerpo de Ángela y la siguió. La muerta tenía un agujero de bala en la sien derecha y en la izquierda le había reventado el cráneo y se veía un amasijo de sangre y trozos de cerebro. Era una visión bastante asquerosa de si misma y se alegró de que el fiambre fuera la otra y no ella.

Entonces se dio cuenta de que en el brazo y la espalda de la muerta no había ninguna cicatriz. Sin embargo tenía el mismo tatuaje del dragón esqueleto que ella. ¿Cómo era posible que no tuviera la cicatriz tan fea que tanto la acomplejaba? ¿Por qué se tatuaria entonces?

-Es una armadura formidable -se dijo, al verse en el espejo del ascensor-. ¿Me queda bien?

-Como si hubiera sido hecha a tu medida -respondió Antonio, limpiándose la sangre de las manos en la bata blanca.

-Ahora solo falta recuperar el traje de los pleyadianos. 

-Un plan magistral -escuchó en su oído la voz de Montenegro-. Me alegro de haberla readmitido. A partir de ahora la asciendo al rango de capitán. Y cuando logre el traje y mate a Antonio Jurado y su esposa le concederé una nave propia. 

-Gracias, señor. Espero que suponga una subida significativa de sueldo.

-Antes de pedir, asegúrese de cumplir.

En uno de los bolsillos de aquel traje encontró un bulto que le había pasado por alto. Lo sacó y examinó con atención. Era un teléfono móvil que al pulsar el botón central se desbloqueó al reconocer su propia huella dactilar.

-Vaya, vaya -siseó al abrir la agenda y ver el número de teléfono de Antonio Jurado-. Volveremos a vernos, querido.

Si una vez sintió algo especial por él, era el momento de olvidarlo. Hacía tiempo que ya no suspiraba cuando recordaba su nombre, tardó mucho en desaparecer esa estúpida droga, pero finalmente se le pasó. En su trabajo no podía permitirse el lujo de enamorarse de nadie. En cualquier momento podían cruzarse sus caminos y no era recomendable tener puntos débiles. Ni siquiera podía fiarse de ella misma.

 

 

 

 

 

 

 

 

La casa estaba repleta de gente y pasar sin empujar a nadie era una tarea casi imposible. Anteriormente Antonio había usado el traje del EICFD para ocultarse entre la multitud y cuando alguien le tocaba provocaba bastante alarma a su alrededor. Procuró que eso no le pasara en su casa o causaría una estampida hacia la puerta. Una mujer se había adueñado de la entrada a la escalera, que como tenía una valla de seguridad debió pensar que nadie tendría que entrar por ahí. Por suerte Brigitte también estaba interesada en que se fuera cuanto antes al piso de arriba.

-Disculpa y tú eres la mamá de Diego, ¿No?

-Francisco -respondió como si la hubiera insultado.

-Deberíamos comprarnos unas camisetas con los nombres de nuestros hijos. Así evitamos estos líos embarazosos -se rió Brigitte quitándole importancia-. ¿Puedes venir a ayudarme? 

-¿Yo?

-Voy a sacar la tarta, necesito que alguien llame a la gente al salón para que...

-Ah, no, es tu hijo, ¿no? 

-La tarta está arriba, al menos puedes apartarte -Brigitte recurrió a la amabilidad exigente ya que era antipática como ella sola. 

-Oh, disculpa, no lo sabía.

Así logró subir detrás de su mujer y pudo entrar en su cuarto libre de cualquier mirada. Una vez dentro se encontró una especie de segundo almacén. Cuando se marchó tenía su cama, su escritorio, armario, la silla, la papelera, la mesita de noche con su lamparita. No dormían juntos por que él no la dejaba dormir por sus ronquidos por lo que la había acomodado a su gusto con unas naves de starwars colgando del techo, una televisión frente a la cama...

Y ahora solo veía cajas y rumas de ropa, bolsas de juguetes viejos y polvo. Al menos su armario empotrado seguía estando ahí con sus cosas. Lo peor era que supuestamente debía cambiarse, ducharse y luego quedarse allí pero no sabía ni dónde sentarse. Estaba claro que no se aburriría ordenándolo todo y volviendo habitable su espacio.

Se quitó el incómodo traje de grafeno con sus artilugios y los dejó al lado del escritorio, en el suelo, porque no sabía dónde guardarlos. Esa habitación tenía demasiadas cosas como para añadir nuevas. Se quedó en calzoncillos, cogió camiseta y pantalón, se enfundó las chanclas de estar en casa y fue al baño a ducharse.

Mientras lo hacía, pensó si quería ir a visitar la época de los dinosaurios o si era mejor explorar el futuro por si necesitaba intervenir para solucionarlo. Ambas opciones se le antojaban muy interesantes aunque algo le decía que no tendría tan fácil volver a viajar en el tiempo. Sintió un pinchazo en la nuca como si estuviera pasando algo muy malo.

Al terminar de ducharse se puso rápidamente la ropa y escuchó que todos cantaban la canción de feliz cumpleaños. Le dio pena no poder verlo con sus popios ojos, seguramente Brigitte estaría filmándolo y despues se lo enseñaría, pero quería ver a Charly, estrecharle entre sus brazos. Miguel era tan pequeño que ni se enteraría de que no había estado. Deseó no haberse perdido su primer añito de vida.

 

 

 

Cuando se marchó el último invitado su mujer fue a buscarle y le encontró durmiendo en la cama de ella, la única en la que podía tumbarse.

-Les he dejado cenando. Ponte el escudo óptico y sal de casa, llama al timbre de fuera y así podrás volver a ver a los niños.

-¿Por qué no hacemos un truco de magia? -Propuso él-. Vamos a la televisión, les pones un video donde yo salga y les dices que vas a sacarme de la película para que vuelva con vosotros. Será apoteósico y Charly va a disfrutar mucho.

Brigitte sonrió emocionada.

-Seguro que le encanta que ese sea mi regalo de cumpleaños -recapacitó-. Cariño, tienes ideas muy buenas cuando quieres. ¡Vamos date prisa en bajar! Estamos cenando. Voy a prespara un video.

Le dejó solo en la cama y se levantó pesadamente. Volvió a su cuarto y se enfundó la mochila mecánica del escudo óptico. Luego se puso una camiseta holgada para que no se notara que lo llevaba puesto. 

Cuando iba a salir se dio cuenta de que abultaba mucho y se notaba. Suspiró y pensó unos segundos qué hacer.

-Mejor me pongo el traje de los pleyadianos. 

Se volvió a quitar la ropa hasta quedarse desnudo. Buscó en el rincón de su armario donde lo había enrollado dentro de una manta roja y lo encontró allí. Se lo puso y sintió el frescor de su magnífica tela. Abotonó cada botón con cuidado de no dejarse ninguno. Era importante que quedara perfectamente abrochado, al parecer si no lo hacía el traje perdía toda su eficacia.

Cuando lo tenía puesto lo puso a prueba.

-Ahora no se podrá verse.

Inmediatamente se volvió imposible de apreciar a la vista aunque su piel seguía notándolo. Se vistió con el traje debajo.

-Ahora yo soy invisible -susurró.

Supo que se había cumplido cuando dejó de verse las manos, incluso su popia sombra. Al principio notó vértigo porque no tenía conocimiento de dónde estaba su cuerpo pero luego se tocó los muslos y bajó con cuidado las escaleras ya que no veía sus pies.

-Quiero que venga papá -decía Charly, con tristeza, mientras cenaban una sopa de pollo.

-Ese regalo de cumpleaños es complicado -respondió Brigitte, sonriendo-. Quizás si hacemos magia podamos traerlo.

-Sii -se alegró dando palmas.

Miguel también aplaudió en su trona aunque no sabía realmente por qué las estaba dando. Nunca le había visto hasta ese momento, se parecía mucho a él. Pelo castaño tirando a rubio, rizadito, ojos azules, cara redondita, orejas grandes, nariz ancha... No podía verle la boca por el chupete. La única vez que le vio fue en una foto, durante sus viajes del tiempo y Miguel tenía quince años. 

-"Hokus pokus figarous, draiman suatzer caterous" -recitó Brigitte haciendo teatro con las manos, girándolas en el aire.

Antonio aprovechó la espectación para apagar la luz de la cocina.

Charly y Miguel suspiraron del sobresalto. 

-¿Qué ha pasado? -Preguntó su madre.

-Ahora soy visible -siseó Antonio aprovechando que el mayor decía que tenía miedo.

-Hola.

Encendió la luz y levantó los brazos en alto. 

Los ojos de Charly tardaron en enfocarle y durante unos segundos se quedó mudo al verlo. Miguel le señaló y dijo: ¡Papa!

Entonces el mayor se puso a llorar, se bajó de la silla y se alejó de él hasta la otra esquina de la cocina.

-Soy yo, no es ningún sueño, cariño.

-¿Por qué no has venido cuando te he llamado tantas veces? -Chilló histérico.

-No podía, te aseguro que he hecho cosas inimaginables para estar hoy contigo.

-¡¿Por qué no le trajiste antes con el Jocus Focus?! -Exigió a Brigitte, muy enfadado.

Su actitud era comprensible. En un niño de cinco años resultaba entrañable ver su enfado por no haber llegado antes.

Antonio se acercó a él lentamente y sin dejar de sonreir le pedía que se calmara con las manos.

-Ya estoy aquí. ¿Es este el recibimiento que me querías dar?

Charly rompió a llorar y corrió hacia él. Le abrazó con todas sus fuerzas y Antonio no tuvo ni que sujetarlo para ponerse de pie con el pequeño prendido de su pecho. También él lloró mientras le apretaba contra su corazón y sentía cómo temblaba de emoción por tenerle de nuevo a su lado.

-¡No quiero que te vayas más! -Le gritó en su oido.

-Estaré contigo siempre que me sea posible. Te lo prometo.

-Vale.

Miró de reojo a Brigitte y ésta le miraba con reproche. No estaba muy conforme con sus futuras escapadas temporales y no necesitaba decirlo.

-Pero papá tendrá que trabajar, no puede estar siempre contigo. Y tú tienes cole -aleccionó ella sin perder la calma con su dulce voz.

-No quiero ir al cole. ¿Puedo quedarme con papá?

-Eso no puede ser, es obligatorio, tienes que aprender mucho para que cuando seas mayor puedas trabajar de lo que tú quieras.

-Ya es hora de dormir, vamos papá, hoy les acuestas tú. Mañana hay que madrugar y no podemos llegar tarde al cole.

-Entonces que me lleve papá -exigió Charly.

-Iremos juntos, él no sabe dónde está el colegio ni por donde entras. La profesora tiene que verlo para que él pueda venir a buscarte.

Miguel volvió a decir algo que le costó un poco entender.

-Papa havinido.

-Sí, cariño, es tu papá, ha venido para quedarse.

 

 

 

Cuando acostó a los niños y se durmieron, después de contarles un cuento de un pollo que salía del libro con solapas y se movía al abrirlo y cerrarlo, fue a la habitación de Brigitte y se tumbó a su lado. Ella respiraba profundamente y supuso que ya estaba dormida.

En cuanto cerró los ojos se quedó dormido.

 

 

-¿Qué es ese ruido? -Le despertó Brigitte, empujándole por el hombro.

Escuchó una melodía bélica a lo lejos. Al identificarla se levantó corriendo y fue a su habitación a buscar el teléfono del EICFD.

-¿Quién me llama a estas horas? -Preguntó molesto, mientras lo alcanzaba y pulsaba el botón verde de pantalla.

-¿Diga?

-Antonio, soy Ángela -respondió la inconfundible voz de la chica.

-¿Qué pasa? ¿Por qué me llamas a las...? -No sabía ni qué hora era.

-Son las siete de la mañana y tenemos un gran problema. 

-¿Cuál? 

-El EICFD. 

-¿Qué pasa?

-Nos han atacado, han destrozado la nave. Se han llevado a Amy y estoy herida. No tengo donde ir, me preguntaba si podías venir a recogerme.

Su voz no parecía muy afectada, pero Ángela tenía esa virtud, aunque estuviera asustada siempre sonaba igual de tranquila. Lo que más le costó asimilar fue que habían destrozado la nave. ¿Hasta qué punto? ¿Se podía reparar? ¿Aún la tenía o había escapado dejándola a merced del EICFD?

-Dime dónde estás -recordó la promesa a Charly pero era un caso de emergencia, intentaría volver a casa antes de que se levantaran los niños para el colegio.

 

Comentarios: 6
  • #6

    Valeria (lunes, 04 febrero 2019 22:06)

    Mínimo pense que Antonio y Briggitte tendrían un poco de acción paso casi más de un año jajajaj perdon soy incorregible

  • #5

    Yenny (lunes, 26 noviembre 2018 04:49)

    Antonio no puedo tener ni un día tranquilo, también sospecho que no va a llevar a Charly al colegio.
    Que bueno que estas de regreso Jaime espero que Alfonso y Chemo regresen.
    Sentí un poco corta está parte tal vez porque no hay mucho avance en la historia.
    Saludos Tony y que todo te vaya bien.

  • #4

    Lyubasha (domingo, 25 noviembre 2018 20:24)

    Está muy interesante. Pobre Tony, espero que pueda llevar a Charly al colegio al día siguiente, aunque algo me dice que va a ser complicado...
    Quedo a la espera de la continuación.

  • #3

    Tony (jueves, 22 noviembre 2018 07:41)

    Bienvenido Jaime, echaba de menos tus comentarios y sugerencias.
    Siento decirte que si ocurriera lo que pides sería sin detalles. La página es para todos los públicos así que ya no puedo tomarme esas libertades.
    Espero que disfrutes la historia igualmente.

  • #2

    Jaime (jueves, 22 noviembre 2018 06:15)

    He estado ausente por culpa del trabajo pero ahora tengo vacaciones y me he puesto al corriente con la historia. Me es difícil imaginar cómo Ángela podrá tener la mínima oportunidad de vencer a Antonio o Brigitte siendo que éstos tienen puestos sus trajes pleyadianos.
    Yo pensaba que la Ángela del universo paralelo escribía la historia y, ahora está muerta, ya no estoy tan seguro que en realidad sea ella.
    Sé que Tony ha aclarado que no lo hará, pero sería interesante un trío entre Ángela, Brigitte y Antonio.

  • #1

    Tony (martes, 20 noviembre 2018 13:54)

    Gracias por leer mis relatos. Ahora no seas tímid@ y comenta.