Tierra de dragones

26ª parte

            Jaime regresó a su apartamento sintiendo que había desperdiciado su vida. Se dejó caer en la cama y pensó que no volvería a buscar trabajo. Cuando creía que por fin había resuelto su vida con un pelotazo de los buenos, caso le matan.

            —No existen los pelotazos —sentenció.

            Pero también le dolía no haber podido ver finalizado el proyecto de la máquina del tiempo. Era frustrante tener los conocimientos pero no los medios económicos para realizar el proyecto. Y no quería ni pensar los problemas que tendría en el futuro con los militares que trataron de matarle.

            En su casa sería blanco fácil, debía recoger todo lo que pudiera y desaparecer. Cogió una maleta de su armario y la llenó con sus cosas desordenadamente. Luego la cerró como pudo y salió de su apartamento.

            Se acordó de que no quería seguir pagándolo y llamó por teléfono a la dueña del piso. La informó de que se marchaba y le pidió que dejara de cobrarle los recibos. Metió las llaves en el buzón, como acordó con ella, y salió a la calle. Eran las once de la noche, debía ir a un motel donde no preguntaran el nombre. Miró en su móvil su cuenta corriente y vio que aún tenía siete mil euros. Suficiente para empezar de nuevo.

 

 

 

            Ángela escribía en una libreta mientras Chemo se había tumbado cerca de ella y jugaba con la cuerda de su chaqueta, pensativo.

            Amy dormía sobre una manta en el suelo del halcón, como si no fuera la primera vez que lo hacían ya que la tenían preparada en un compartimento lateral de la nave.

            El chico aprovechó que había poco espacio para acercarse a Ángela hasta rozar su muslo con la frente mientras jugaba con las cuerdas y noto que su calor le embriagaba. Era muy duro, pero sentía su calor. La miró a la cara y suspiro. Era mayor que él, aunque no mucho, debía tener treinta y pocos años y él veinticuatro.

            «Hay algo entre ella y yo. Se nota la complicidad, estamos hechos el uno para el otro pero no sé cómo empezar a hablarle. Nunca pensé que me pasaría esto, una conversación no ha sido un problema para mí, sin duda significa que es especial. Tendré que empezar con algo casual...».

            —¿Qué tal las vacaciones de Semana Santa? —Preguntó—. Yo fui Port Aventura, han puesto una nueva atracción que...

            —Estoy ocupada —respondió seca—. Y no sé lo que son vacaciones desde hace años. De donde yo vengo no hay esas cosas.

            —Ni que vinieras de otro planeta.

            —No puedes ni imaginártelo.

            —Intenta describírmelo.

            Ángela chasqueó la lengua con fastidio.

            —No sabría por dónde empezar. Con la esperanza de que alguien pudiera saber por lo que hemos pasado, comencé a escribir este diario. Desde que tenía diecisiete años hasta ahora.

            —Ah... ¿Me lo dejarías leer?

            —Ni hablar. Y cállate, que tengo mucho que escribir.

            —¿No pensáis comer nada? Me muero de hambre.

            —¿Tienes dinero? —Preguntó sin molestarse en mirarle.

            —No.

            —Pues no podemos a menos que robemos. Mejor vamos a tu tiempo donde sin duda nos puedes dar de comer.

            Chemo miró el reloj y bufó con desesperación.

            —Aún faltan seis horas... Me estoy auto digiriendo.

            —Nosotras estamos acostumbradas a comer cada tres días —replicó ella.

            El chico soltó una risotada.

            —¿Pero de dónde venís? ¿De la edad media?

            —Peor, de una pesadilla de la que no podíamos despertar.

 

 

 

 

            Yenny regresó a casa cuando Frank aún dormía. Se encontraba completamente desnudo en la cama y la habitación estaba echa un desastre.

            —Vaya desorden —murmuró—. Se nota que no has echado de menos.

            Al escucharla y ver la luz encendida se levantó de la cama asustado y se frotó los ojos para acostumbrarse a la repentina claridad.

            —¡Cariño! Has vuelto... Creí que me habías abandonado por otro.

            Yenny se fijó que a su lado dormía otra mujer, que la miraba aterrada y se cubría con la sábana hasta la barbilla.

            —Serás desgraciado...

            Sin escucharle cogió su ropa del armario, sus cosas y las metió en una maleta. Sus mejillas se llenaron de lágrimas y no se molestó en escuchar las infinitas disculpas de su prometido.

            —Te juro que estaba borracho, me dejaste destrozado con tu nota. ¿A quién se le ocurre marcharse así cuando nos íbamos a casar?

            —No te preocupes, no pienso volver, sigue con tus rollos.

            Cerró la maleta y salió por la puerta dando un fuerte portazo. Escuchó al otro lado que la chica le pedía perdón a Frank si le había metido en un lío. Ella hizo de tripas corazón y se marchó llorando. Una vez en la calle, en la parada del primer autobús que encontró, llamó a Jaime al móvil.

            —¿Yenny? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —Respondió al no escucharla hablar.

            —¿Puedo ir a tu casa? —Preguntó.

            —No...

            —Ya, lo entiendo... No quieres que te moleste, perdona por llamarte...

            —Que no, que no tengo, estoy buscando un hotel. ¿Quieres venirte?

            —¿Tu gato te ha engañado? —Preguntó sorprendida.

            —Pero si no tengo mascotas.

            —¿Entonces por qué te has largado tú de casa? —Le regañó, enojada.

            —¡Para que no me encuentren los del EICFD! ¿Y tú?

            —El cerdo de Frank me estaba poniendo los cuernos en nuestra cama.

            —¡Joder! Lo siento. Mira, estoy en el metro de Usera. Dime dónde estás y voy.

 

 

 

            Alfonso canturreaba mientras se preparaba un sándwich en la cocina de su casa que se comió en apenas tres bocados. Estaba seguro de que su vida iría estupendamente a pesar de no tener trabajo. Con sus ahorros sobreviviría dos años sin problemas y luego, en menos de un año, la máquina del tiempo aparecería en su salón. Le pondría una cámara de fotos, una batería extra y haría una fotografía en la puerta de una administración de lotería del futuro. La mandaría de vuelta y compraría el número completo del premio gordo. Tendría la vida resuelta en dos años y dinero para construir su propia máquina del tiempo a tamaño real.

            Entonces, viendo la televisión, comenzó a sentirse mal. Tenía mucha hambre y dolía el estómago, volvió a la nevera y se hizo un sándwich aún mayor, puso una hamburguesa de 300 gramos, lechuga, queso pepino en rodajas y lo bañó en kétchup.

            Se la comió con ansiedad, sin importarle que varios chorros de kétchup mancharan su camiseta. Se preguntaba si había comido antes algo tan rico en su vida.

            Volvió a sentarse frente a la televisión a ver un concurso de preguntas y respuestas y se sorprendió de que siguiera hambriento. Tanto que le dolía el estómago. Apenas se sentó volvió a levantarse diciéndose que era normal tener tanta hambre después de estar casi dos días sin comer algo que no saliera de una lata. Cogió uno de los chorizos que le envió su madre desde Galicia y la emprendió a bocados con él. Según tragaba notaba que su estómago parecía a punto de explotar más porque no cabía más comida, pero ¡seguía hambriento!

            —¿Qué me está pasando? —corrió al baño y vomitó.

            Su vientre le dolía como si hubiera bebido una botella de lejía. Fue a la cocina y se apresuró a beber un vaso de agua tras otro. El ardor no se iba y comenzó a vomitar también el agua... Vio otra hamburguesa cruda en la mesa de la cocina y pensó prepararla en la sartén pero su cuerpo la quería dentro ya. Creía que su estómago necesitaba inmediatamente ese pedazo de carne. La cogió con las manos y se la tragó tan rápido que por poco se atraganta. Aquello le dio un cierto alivio pero en enseguida le vinieron arcadas y la vomitó con restos de sangre.

            Salió de su casa y se dirigió a la carretera, dispuesto a coger un taxi. Tenía que ir al hospital, estaba claro que sufría de una úlcera o algo peor. Al comer tan rápido debió tragar algún cristal, o lo traía ya de la isla al alimentarse de aquella asquerosa comida en conserva.

            Levantó la mano mientras le vino otra arcada y vomitó solamente sangre.

            Un taxista paró a su lado y le preguntó si estaba bien. Se subió en el asiento de copiloto y dijo:

            —Lléveme al hospital más cercano.

            Al ver su barbilla con sangre, el taxista aceleró todo lo que pudo y puso las luces de emergencia.

            —¿Qué le ocurre? —Preguntó nervioso—. No se preocupe, estaremos allí en menos de diez minutos.

            Alfonso miró al taxista conteniendo una nueva arcada... Aquel hombre trataba de ayudarle y él solo pensaba una cosa.

            Se abalanzó sobre el conductor y comenzó a morderle el cuello, más expuesto, los brazos... Tragó con gusto aquella apetitosa carne palpitante y caliente. Ahora sí que era comida que le saciaba. El taxista gritó mientras el coche se estrellaba contra la esquina de un edificio. Sus cuerpos salieron despedidos a varios metros de distancia del coche. Ambos sangrando. Los transeúntes de la calle les auxiliaron y se amontonaron al alrededor. Cuando Alfonso abrió los ojos no podía creer que hubiera tanta comida cerca. Mordió a una chica, luego a uno que trató de separarle de ella, hasta que su estómago estuvo lleno de nuevo y tuvo que vomitar. El taxista también estaba provocando el pánico propinando dentelladas a todo el que se le acercara... Alfonso se miró las manos aterrado. Le temblaban. ¿Qué le pasaba?

            La gente huía de él aterrorizada. Los que había mordido empezaron a perseguir a los demás con la misma hambre atroz.

            «Soy un puto zombi» —pensó mientras se escuchaba gemir.

            Vio un cuerpo sufriendo espasmos en el suelo y se acercó cojeando. Tenía la pierna rota y se le veía el fémur saliendo por la rodilla. Sin embargo sólo le dolía que le impidiera caminar, el hambre era más fuerte. Se dejó caer sobre ese cuerpo y comenzó a devorarlo, solo eso le calmaba el dolor.

 

 

            Yenny y Jaime nunca llegaron a encontrarse. El virus que portaban se manifestó cuando iban en el metro y comenzaron a morder a la gente causando el mismo caos.

            Elisa, tras terminar las reservas de su nevera salió a la calle y la emprendió con la gente que encontró por la calle. 

            Francesca se enteró de la imparable epidemia zombi por un televisor de un bar de carretera. Estaba horrorizada, ella había contagiado a todos y sabía que podía llegar a pasar.

            Sin hablar con nadie se fue caminando hacia la autopista y se dejó arrollar por un camión. Sus restos quedaron esparcidos por más de quinientos metros de carretera.

 

 

            Chemo no aguantaba más su hambre y propinó un mordisco en el muslo de Ángela Dark. Sus dientes se partieron ya que no era carne sino titanio. Al verle transformado le apartó de una patada y le reventó el cráneo con un disparo de su fusil de plasma.

            Amy se despertó asustada. Al ver al chico muerto suspiró.

            —¿Te intentó meter mano?

            —Lo estuvo pensando. Pero luego me mordió, se había transformado en zombi. Nosotras somos inmunes, tenemos las vacunas del EIFC. ¿De dónde habrá pillado el virus?

            —No lo sé. Será mejor que lo incineremos, no queremos que desate una epidemia en este tiempo.

            —No claro.

            Entre las dos sacaron el cuerpo decapitado del chico y lo tiraron en medio del campo. Le prendieron fuego con gasolina y volvieron a la nave.

            —Se acabó nuestro hospedaje en el futuro —bufó Amy, desanimada.

            —Ya nos las apañaremos. ¿Crees que debería dejar mi diario a alguien de aquí?

            —No, nadie lo creería. ¿Y a quién se lo dejarías?

            Volvieron a dentro y Ángela vio que donde antes estuvo sentada ya no estaba su cuaderno.

            —¿Lo has cogido tú?

            —No.

            —¿Dónde rayos lo he puesto?

            Buscaron un buen rato el diario, en el que había estado escribiendo hasta el momento del mordisco de Chemo, y finalmente desistieron cuando estaba claro que no quedaban escondites donde buscar.

            —Menudo misterio. ¿Cómo ha podido desaparecer? —Protestó enojada.

            —Déjalo, ya aparecerá.

            Miraron la hora y vieron que ya habían transcurrido las ocho horas.

            Fueron al panel de mandos y comprobaron que las baterías estaban con la carga justa para hacer un nuevo salto en el tiempo.

            —¿A qué año? —Preguntó Amy.

            —El pasado es muy peligroso, podríamos causar un efecto mariposa bestial. Vámonos al futuro y nos forraremos con las apuestas.

            —Bien pensado.

            Ángela escribió el año 2117 y consultó a Amy con la mirada. Ésta asintió. Entonces presionó el botón 'Go'.

            La nave se elevó y tras activar el campo de antimateria a doscientos metros de altitud, emitió unas melodías electromagnéticas que sonaban como zumbidos en medio del silencio absoluto que las envolvía, y desaparecieron por completo.

            En aquel campo sólo quedaba un montón de carne echando humo.

 

 

 

            Brigitte abrió los ojos al ver todo lo que el traje pleyadiano le mostraba. Corrió a la cama de Charly vio que dormía plácidamente. Se dirigió al salón, encendió la televisión y vio que todos los canales daban la terrible epidemia de la capital. Temblando de miedo recordó que aun llevaba puesto el traje.

            —Tienes que detenerlos —le rogó Antonio, sentado en el sofá.

            —¿Yo? Claro, tú trajiste a los infectados de aquella isla y yo tengo que arreglarlo.

            — Es que si no los hubiera traído, les habrían matado a todos menos a la francesa y a un chico, un tal Alfonso. Lograrían sobrevivir en aquella isla los dos solos y con el material que tenían habrían construido una máquina del tiempo y viajado al pasado, a 2012. Cogerían un vuelo a Taití y propagarían el virus, donde no podríamos detenerlo. El caos sería tal que quizás nunca nos hubiéramos conocido.

            — Pues qué bien que me pongas en esta situación.

            —Yo no puedo hacer nada, estoy muerto. Por favor... —rogó.

            —¡No se puede viajar en el tiempo con el traje!

            —No es necesario, cambia el presente... Úsalo para curarles a todos. Aún puedes parar la epidemia.

            Brigitte cerró los ojos y tuvo que aceptar que solamente ella podía detener aquel apocalipsis.

            —¡Todos están curados! —Exclamó con todas sus fuerzas elevando sus brazos al cielo.

            Notó que salía de su cuerpo un torrente de energía al infinito y se repartía a las distintas partes de Madrid.

           

            Los enfermos dejaron de atacarse en la televisión y pronto las autoridades lograron detener la pandemia, según los reporteros, gracias a la labor del ejército.

 

 

La tribuna

31 de mayo de 2016

 

     La droga zombi amenaza a Madrid

 

     Cientos de heridos por la ingesta, por parte de varios jóvenes, de una partida adulterada de la droga krokodil.

     También conocida como 'droga caníbal', su nombre científico es metilendioxipirovalerona, y provoca en aquellos que la consumen una serie de efectos alucinógenos y estimulantes. Su primer desarrollo data del año 1969, aunque no fue hasta más o menos 2004 cuando comenzó a aparecer como droga de diseño. Otros nombres por la que la conocemos son 'ivory wave', 'maddie', 'ola de marfil' o 'cielo de vainilla'.

     La heroína Caníbal o 'krokodil', como se la llama en Rusia es la nueva droga que amenaza a Europa. Es de fabricación casera que tiene los mismos efectos que la heroína pero que es diez veces más barata.

     El nombre de la droga en Rusia proviene de la palabra cocodrilo por los efectos que producen en la piel. A diferencia de la heroína, donde el efecto puede durar varias horas, el Krokodil sólo dura entre 90 minutos y dos horas.

     La piel de los adictos al 'krokodil' se vuelve gris y se desprende hasta dejar los huesos expuestos. En tres años, la carne se pudre.

     La droga es de elaboración casera y forma parte de los opiáceo sintético muchas veces más potente que la heroína que se crea a partir de una compleja cadena de reacciones químicas y mezclas.

     En Estados Unidos ya se ha detectado algún caso del consumo de esta droga según el diario 'The Independent'.  En octubre de 2011 se encontraron indicios de 'krokodil' en Alemania. En marzo de 2013 se reportaron rastros de ella en Argentina.

     Ese mismo año personal médico en los estados de Arizona e Illinois reportó cinco casos de pacientes que mostraron lesiones en piel y músculos compatibles con el uso de esta droga.

     En Rusia, unas 30.000 personas mueren a causa de sus efectos cada año. Las autoridades, sin embargo, estiman que cerca de un cuarto de millón de personas en el país están enganchadas a este veneno.

     El ataque, producido esta noche en diversos puntos de la capital madrileña, deja centenares de heridos con horribles desgarros cutáneos provocados por mordiscos. Las autoridades iniciarán un expediente contra los supervivientes que han iniciado el pánico. Se cree que el Estado islámico está detrás del asunto aunque aún no han reivindicado el ataque. De ser así, la policía tendría que luchar contra una nueva clase de terrorismo que el presidente Obama, y Ángela Merkel, ya han condenado y advertido que harán todo lo que esté en su mano para que nunca más se produzca un ataque similar.

     Por su parte Mariano Rajoy lanza un mensaje desalentador diciendo a los medios, por su incredulidad de los sucesos acaecidos, que España no tiene un plan de emergencia ante un posible apocalipsis zombi.

     Última hora: Ya se han contabilizado y confirmado quince víctimas mortales.

 

 

 EPÍLOGO

 

            Alfonso despertó en la cama de un hospital. Varios periodistas le rodearon al instante y le hicieron una tormenta de preguntas pero no entendió a ninguno.

            — ¿Quién te vendió la droga?

            — No sé de qué me hablan. ¿Qué me ha pasado?

            — La droga rusa, ¿alguien te la tuvo que vender?

            — ¿Qué?

           

            Necesitó dos meses para recuperarse de sus heridas, su úlcera y que los medios de comunicación terminaran de darse por vencidos por su evidente amnesia.

            Alfonso supo de sus amigos gracias a los periodistas: todos muertos por los efectos de la famosa droga que supuestamete él también había consumido. Lo lamentó mucho.

            Con el tiempo se sintió culpable de no haberlos podido salvar a pesar de haber regresado a salvo a Madrid. Cuando tuviera dinero suficiente se construiría una máquina del tiempo y llevaría a Chemo para que tratara de salvarles. Aunque no sabía cómo.

            Lo haría más que por debérselo, por que ya lo había hecho.

 

 

            Brigitte estaba agotada como si acabara de parir. Tocó su propia barriga y sintió a Miguel moviéndose dentro.

            —Ya está, no te preocupes. Todo vuelve a estar bien.

            Se dejó caer en la cama y notó un bulto debajo de su espalda. Se levantó con fastidio a ver qué era y encontró un cuaderno de unas doscientas páginas escritas a mano.

            —Por favor, échale un vistazo y publícalo en mi web —le dijo Antonio desde la puerta—. Será una bonita despedida para mis fans.

            Lo abrió y leyó el primer párrafo en voz alta.

 

            25 de octubre de 1999

 

            Me llamo Ángela y tengo diecisiete años. El psicólogo me ha dicho que me vendría bien escribir aquí mis anécdotas, que se me quitarán las ganas de golpear a la gente o insultarla. Pues bien, aprovecharé esta, mi primera página para escribir que por fin seré libre. Esta misma tarde me largo de la casa de estos viejos insoportables que se creen dueños de mi vida.

 

            —¿Es la Ángela que yo creo que es? ¿Has sido capaz de robarle el diario? Como se entere vendrá...

            —No, esta es una versión de ella más interesante, jamás se enterará de dónde está el diario. Ésta nunca me conoció hasta hace un par de días —respondió Antonio—. Ha visto el apocalipsis y lo ha escrito ahí.

            —Suena interesante —aceptó Brigitte.

            —Sin duda, lo es.

 

 

 

 

FIN

 

 

 

 

Comentarios: 13
  • #13

    Yenny (lunes, 08 mayo 2017 17:06)

    ¿Qué pasó con Vanessa? ¿contagió al pequeño Chemo?
    Se supone que Alfonso trata de salva a sus compañeros porque iban a ser asesinados, ahora que sabe que si los salva van a traer una epidemia ¿ lo volvería a hacer?

  • #12

    Tony (domingo, 07 mayo 2017 23:12)

    Que pena, nadie se preocupa por Olivia ni Elisa.

    Bueno es igual, no se si este martes o el siguiente estreno historia nueva. Estad atentos. Os dejaré unas vacaciones, debéis estar agotados después de este relato.

  • #11

    Yenny (domingo, 07 mayo 2017)

    No pensaba ponerte velas y rezarte Jaime, jajaja. ¿Cómo es posible que sigas soltero?

  • #10

    Jaime (domingo, 07 mayo 2017 20:38)

    Yo más bien pienso que Chemo se fue virgen al infierno. Seguramente Chemo QEPD hubiese querido que al menos se dieran más detalles sobre esa parte de la historia. Por cierto, todo es broma, Chemo, lo que pasa es que eres el alma de la historia.
    Por cierto, Yenny, soy soltero, aunque no virgen.

  • #9

    Tony (sábado, 06 mayo 2017 23:45)

    Acabo de darme cuenta de que el que siempre se salva es Alfonso.
    No me preguntéis porque.

  • #8

    Yenny (sábado, 06 mayo 2017 19:51)

    Jaime si no eres un desgraciado infiel puede ser el encuentro jaja, debemos dejar de juntarnos con Chemo. También quería la escena para adultos entre Chemo y Ángela, creo que Chemo fue virgen al cielo.
    Con eso queda claro que no se puede cambiar el futuro.
    Pd. La parte de Brigitte curando a todos y emanando energía me recordó al manga de Sailor Moon.

  • #7

    Tony (viernes, 05 mayo 2017 00:05)

    Aunque recomiendo visitar el índice de la página para conocer más sobre todos los personajes.

  • #6

    Tony (jueves, 04 mayo 2017 22:24)

    La francesa sale en varios relatos: el ojo misterioso y el último amanecer

  • #5

    Yohana (jueves, 04 mayo 2017 22:04)

    Me encanto, pero me hubiese gustado que la francesa tuviera para rato

  • #4

    Chemo (jueves, 04 mayo 2017 03:40)

    No es justo. Justo cuando comienza la acción, Chemo se convierte en zombi. En fin, me ha gustado la historia. Me gustaría leer otra historia donde aparezca Chemo.

    Espero que estés mejor de salud, Tony.

  • #3

    Alfonso (miércoles, 03 mayo 2017 16:58)

    Al final Alfonso fue el único sobreviviente, o sea, que la historia no cambió para nada. Buena historia, aunque no me convenció el suicidio de Francesca. Me ha gustado el comentario de Jaime, creo que no hay más que agregarle. Ya lo ha contagiado Chemo, jaja.
    Me gustaría también el diario de Ángela. Espero que lo puedas publicar a continuación, Tony (o esposa de Tony, jeje).

  • #2

    Jaime (miércoles, 03 mayo 2017 06:04)

    Me ha gustado la historia, en general, omitiendo el rollo de los viajes en el tiempo que aún no me termina de cuajar. Me gustaría leer el diario de la versión alterna de Ángela. Sería un relato muy interesante.

    No me ha gustado la forma en que terminaron Jaime y los demás. Cuando comencé a leer el párrafo que comienza con "El chico aprovechó que había poco espacio para acercarse a Ángela..." me imaginé que Tony iba a describir una escena no apta para menores de edad. jajaja Qué mal que me equivoqué y Chemo terminó muerto. Tampoco pensé que Yenny, de entre todos sus compañeros, fuese a llamar a Jaime. Quién sabe qué pasaría si se hubiesen encontrado. jaja. Yenny, aún podemos vernos en el metro de Usera. Creo que Chemo me ha contagiado de algo.

    Espero que puedas escribir otra historia en dónde aparezcan Jaime y los demás.

  • #1

    Tony (miércoles, 03 mayo 2017 02:17)

    Nota curiosa: El artículo del periódico es real. Aunque he añadido 3 párrafos y corregido cosas que estaban mal redactadas. Es increíble que un periódico como la Tribuna permita que los redactores escriban como les da la gana. Pero en fin, les agradezco el 90% del contenido del recorte que he incluído.
    Espero que el relato os haya gustado. Espero impaciente vuestro veredicto.