Quince minutos más tarde salía a toda prisa de casa. A sus padres no les hizo ninguna gracia que les fastidiara su fin de semana en el campo a pesar de que les dijo que esperaba volver pronto. Lo que más le molestaba era que no pudiera jugar con sus hijos el fin de semana que le tocaba estar con ellos. El próximo, estarían con su madre y tendría que esperar quince días para pasar un día libre con ellos (si el trabajo no se interponía de nuevo).
Mientras conducía lo más deprisa que le permitían las señales de tráfico, una vez más extrañó a la fría teniente con la que solía compartir trayecto en tales emergencias (ya que vivían en el mismo pueblo). Se preguntó qué habría sido de ella y Alfonso, si volvería a verla alguna vez.. No le tenía especial cariño, pero tampoco le deseaba ningún mal. Aunque pensando fríamente su historia con la rubia de hielo se dio cuenta de que si tenía que elegir un compañero para ser la próxima baja dudaría si señalarla a ella o al capitán Masters. Los demás chicos eran estupendos y su buen rollo se contagiaba. Aunque a veces sus burlas pintaban afiladas y envenenadas.
En eso pensaba mientras entraba en el desvío de su punto de recogida. Se metió en un descampado de tierra, lejos de cualquier zona habitada y vio que no era el primero en llegar. Llegó tres minutos tarde pero no fue el último. Chemo faltaba. Lyu, Vanessa y Jaime parecían muy enojados por sus caras serias y apenas decían nada.
- ¡Se suponía que tendríamos descanso! -Exclamó Lyu cuando su pareja le susurró algo.
- Debe ser importante -supuso Vanessa.
Chemo tardó dos minutos más y venía con la misma cara de disgusto que el resto.
- ¿Por qué te has retrasado tanto? -Recriminó Vanessa.
- Disculpa, no es tan fácil cortar una paja a medio hacer -se burló el aludido-. Alguien me dejó con las ganas anoche.
Vanessa no respondió a eso, pero a pesar del color oscuro de su piel, todos notaron que se ruborizaba.
Antes de salir del Halcón Brenda les pidió que se pusieran las mascarillas. No les dio más explicaciones porque por lo visto ella tampoco tenía esa información. Antonio pensó que sería por algún virus suelto por la base y que posiblemente tendrían que matar zombis o monstruos. Su mente le dibujó un escenario de videojuego, al estilo de "Resident evil", con caminantes y monstruos dispersos por la base.
Cuando llegaron se dieron cuenta del motivo de las mascarillas. En la reunión de la sala de operaciones Montenegro no estaba solo. Había un montón de muchachos alineados con una máscara negra que les ocultaba el rostro. Eran por lo menos cincuenta. También el comandante llevaba mascarilla.
- Pueden unirse a la tropa, soldados -les invitó el comandante.
- ¿Qué demonios? -Se preguntó Lyu, mirando a Jaime. Este se encogió de hombros.
Montenegro se puso en el púlpito con micrófono, algo que nunca necesitó usar y comenzó a hablar.
- Antes de todo quiero dar la bienvenida a los candidatos del reemplazo de apoyo. Por favor mantengan las mascarillas puestas, esta es una base militar ultra secreta y no podemos permitir que nadie pueda reconocer a ninguno de los presentes cuando sea descartado del proceso de selección. Ante la creciente amenaza se ha decidido contratar personal cualificado adicional para nuestras misiones. Directamente elegidos por mi equipo de contratación, solo puedo daros la más cordial de las bienvenidas a nuestro grupo de élite. Les deseo suerte a los que puedan incorporarse a nuestras filas.
- ¿No hay misión? -Preguntó Jaime a Lyu. Ésta se encogió de hombros y no contestó.
- No -le respondió el comandante-, solo quería hacer un simulacro de alarma. Si se dan la vuelta, señores, podrán ver a nuestro equipo de veteranos. Acaban de regresar con vida de una misión extremadamente peligrosa. Ellos les adiestrarán y les enseñarán a controlar el miedo, la presión y la inseguridad. Aquí se obedecen órdenes. La vida de sus compañeros dependerá de ello, a veces incluso la supervivencia en el planeta. Somos la última fila de defensa ante amenazas desconocidas y extremadamente peligrosas que nos acechan desde las sombras.
- ¿Cómo los hombres de negro? -Preguntó uno.
- Sí, algo así. Pero de verdad -comentó Chemo-. Y no nos hacemos amigos de los marcianos, aquí los freímos.
Algunos de los presentes se miraron unos a otros, asustados.
- El salario bien lo merece -prosiguió el comandante-. Los enemigos son extremadamente peligrosos y podrían controlar las mentes más débiles, matar a un amigo puede suponer salvar la misión y al pelotón entero.
- ¿A qué más enemigos nos enfrentaremos? -Preguntó uno con voz temblorosa-. A los terroristas islámicos.
- Todos los que podáis imaginar y los que no -respondió John Masters, frío como el hielo-. Pero a los humanos peligrosos se los dejamos a las fuerzas convencionales, no queremos entrar en fuego amigo.
Antonio contuvo las ganas de reírse, pero John tenía razón. En otro tiempo el capitán habría impresionado más con sus implantes cibernéticos, ahora que era totalmente normal, no asustaba tanto.
- Por supuesto no podemos dar más información mientras no firméis vuestro contrato con el consentimiento y las múltiples cláusulas de confidencialidad. Si alguno de los presentes cuenta cualquier cosa que se diga aquí a un medio de comunicación, tendrá una marca en su expediente y nunca volverá a tener un trabajo digno. Esta es una agencia internacional que controla los hilos de todos los medios de comunicación a nivel mundial, podemos hacer que un político destaque o se descalabre en las elecciones con un par de llamadas telefónicas.
- ¿Ustedes han permitido que Pedro Sánchez sea nuestro presidente? -Se atrevió a preguntar uno.
Montenegro ignoró esa pregunta. El silencio que siguió hizo que muchos empezaran a susurrar entre ellos.
- Es el momento de decidir. Los que quieran apuntarse, que pasen por el despacho a firmar los documentos. Los que no pueden regresar al avión que les trajo, volverán a su punto de encuentro. Pero les aviso, solo vamos a elegir a dos candidatos. Todos los que postulen a esas dos plazas se comprometerán a entrenar durante quince días hasta que llegue el momento de la prueba final. En ella se decidirán los dos próximos componentes de la base. Se les pagará por esos quince días, a razón de mil euros por día. Pero deben saber que las plazas han surgido por que dos de los nuestros han caído en combate recientemente. La selección fue tan numerosa porque sus compañeros aquí presentes estuvieron a punto de morir en su última misión. Este es un trabajo para personas con voluntad de hierro, sin miedo a la muerte.
Montenegro paseó la mirada por todos los allí presentes y algunos empezaron a salir de la fila y se fueron directos al despacho. Otros pensaban con cara de miedo.
- ¿Es tan duro como dice o está exagerando? -Le preguntó uno a Lyu.
- Dos compañeros han desaparecido la última semana -respondió Chemo con indiferencia-. Por eso están reclutado más gente.
- No sabemos qué les ha pasado -rectificó Jaime-. Nosotros estábamos en otra misión. Aunque de milagro estamos aquí. Llegué a pensar que no saldría nadie con vida.
- ¿Quiénes eran vuestros enemigos? -Insistió el recluta.
- Un... Enemigo -iba a responder Antonio.
- Caballeros, no podemos dar más información sin el consentimiento firmado -interrumpió Montenegro, que se paseaba ya entre ellos.
- Lo que más me jode de este trabajo -añadió Vanessa- es que a veces te juegas la vida y luego pasan dos semanas desmontando aviones sin la más mínima pizca de emoción.
- ¿Cuánto pagan? Si por la prueba nos darán quince mil euros... ¿Merece la pena? -Insistió el miedoso novato.
- Depende de lo que valores tu vida -Preguntó Antonio-. Tenéis que saber que los nuevos no suelen durar mucho... Pero oye, todos hemos sido principiantes y aquí estamos.
- ¿Cuántos empezasteis? -Preguntó el novato.
- Prefiero no pensarlo -respondió Antonio sintiendo una aguja clavada en su pecho al recordar a Ángela, la única que empezó con él.
- Cada vez quedamos menos -bufó Jaime-. Nuestra generación es la que más está durando, es porque formamos un buen equipo y sabemos celebrar nuestras victorias para aumentar la moral. Los más veteranos son John y Antonio, pero la gente que entró con ellos no ha tenido tanta suerte.
- La mejor del equipo murió ayer -añadió Jurado, enojado -. Nunca superaremos su pérdida.
- Abby y Alfonso no están muertos -se enojó John-. Estoy seguro de que volverán.
Chemo soltó una risa disimulada.
- Yo no guardaría muchas esperanzas, si no han regresado ya...
Nadie se rio de su chiste.
- No me entendáis mal. Yo también espero su regreso, pero me parece gracioso que sigáis pensando que podrían volver. Si al menos pudiéramos ir a buscarlos me apuntaría con los ojos cerrados, pero no parece posible, por el momento.
Antonio ya sabía que Chemo tenía la costumbre de hablar sin pensar en lo que decía, de modo que puso los ojos en blanco y lo dejó pasar. El muchacho que les interrogaba sí sonrió al escucharlo.
- Tú debes ir al gimnasio, ¿no? -Le preguntó a Chemo.
- ¡Todos los días! -Respondió sonriendo con chulería, masticando su chicle con una amplia sonrisa evidente bajo su mascarilla negra-. Sin falta. ¿Tanto se nota?
El nuevo se rio como si le encantara el desparpajo de Chemo.
- Me gusta el buen rollo que se respira por aquí -decidió-. Además, no puedo dejar escapar esta oportunidad, esos quince mil euros me vendrán de maravilla... Me apunto.
Dicho eso se volvió para ir hacia la oficina.
-¡Eh, chico! -Le llamó Vanessa.
Se detuvo y la miró. El muchacho era de estatura media baja, por sus ojos debía rondar los veinticinco años, su pelo era negro como el carbón, aunque tenía algunas carencias de cabello en la parte más alta de la cabeza. Su ropa era un chándal desgastado gris con zapatillas que habían visto mejores tiempos, su camiseta negra tenía un dibujo de heavy metal.
-¿Me llamabas? -Preguntó.
- ¿Cuál es tu nombre?
- Daniel.
- No creas que basta con que firmes un papelito -desengañó la mulata-. Tendrás que superar una prueba escrita y si la superas serás aceptado para entrenar las otras de aptitudes físicas.
- Ya... Lo suponía.
- Te deseo mucha suerte.
- Gracias -respondió nervioso.
- Si te cogen haremos una fiesta de bienvenida -le guiñó un ojo con una sonrisa demasiado cariñosa.
- ¡Ehh! Que ya somos muchos chicos -protestó Chemo, visiblemente enojado.
- Unas copas no nos vendrían mal, ya hay ganas de salir y podemos aprovechar que los nuevos tendrán que invitarnos. Soy negra, guapa y no tengo novio, puedo gorronear.
Dedicó a Chemo una mirada venenosa y luego le guiñó un ojo al nuevo con una sonrisa pícara. Este se dirigió a la oficina con paso nervioso. Cuando lo perdieron de vista Chemo se acercó a Vanessa y le murmuró.
- ¿Qué demonios haces? Te dije que me lo pensaría, no que puedes tirarte a cualquiera.
- No somos nada, niñato. Déjame en paz -respondió ella con disgusto.
- ¿Crees que yo tengo la culpa? Yo no soy el que está enamorado de una cantante de la tele ni digo que me casaré con ella en cuanto tenga la oportunidad. Si me comprometo será con alguien que me quiera solo a mí, ¿puedes entender eso?
- Eres un idiota, no tienes por qué contar nuestras intimidades a nadie.
Dicho eso Vanessa se alejó de él visiblemente enojada y Lyubasha la siguió, intrigada. Jaime se acercó a su amigo y le preguntó entre murmullos:
- ¿A qué ha venido eso?
- ¡Nah tío! Fue ayer, que nos pusimos romanticontes y me dijo que quería que lo nuestro fuera más estable. Le dije que somos de mundos muy diferentes y que a ambos nos gusta demasiado la juerga. Se lo tomó como si la hubiera llamado negra, macho. Empezó a despotricar que si no quería que fuera su novia por su color de piel que se lo dijera a la cara.
- Si luego es ella la que se las da de negra gorrona... -opinó Jaime, burlón.
- No te enteras de nada, eso lo dijo con segundas -replicó Chemo-. ¿No viste cómo me miró al decirlo? Pero como se te ocurra mencionar que no es blanca, agárrate los huevos -completo Chemo-. Si supiera lo que me pone la piel canela no dramatizaría tanto... Es que encima se le ofrece al pringado ese, tío. Hasta ahora no me importaba que una tía se acostara con quien sea, después de mi turno, claro. Pero es que me la imagino con otro y se me llevan los demonios. Aunque eso no es todo, encima dice que quiere ser mi novia pero que está enamorada de otro.
- ¿Qué? -se sorprendió Jaime-. Otra, joder, ¿qué les pasa a las mujeres de hoy día?
- Dice que es no sé qué negro rapero que ha salido una vez en la tele y por lo visto es muy famoso. Pero yo no sé ni quién es, ni le he escuchado en la radio jamás. Además, ella misma asegura que es muy feo. Pero dice que el amor es irracional.
- Eres un gilipollas -le dio un manotazo en la espalda Jaime-. ¿Quién está retozando con ella?, Tú. Esas bobadas se les terminan pasando, son los últimos retazos de la adolescencia.
Chemo los miró a los dos y Antonio que se sorprendió de los chicos le miraran y se atrevió a comentar:
- ¿Crees que se puede mariposear toda la vida? Deja de negar lo que sientes antes de que sea tarde. Nunca sabes cuándo será tu última oportunidad hasta que la veas pasar.
Los dos más jóvenes le miraron con respeto, sabiendo a qué se refería exactamente.
- Quiero hablar un momento con ustedes -les dijo Montenegro, que se acababa de unir a ellos-. Por favor llamen a sus compañeras, es importante.
Antonio aceptó el encargo y fue a llamarlas, que las había visto irse hacia el vending. Al acercase fue escuchando la voz quebrada de Vanessa que hablaba con Lyu sin vigilar el volumen de su voz. Por suerte, pensó, no había ido Chemo a avisarlas porque era el objeto de su conversación.
- ...Se cree que, por tener ese flequillo despeinado, esa barba a medio hacer, esos ojos de perrillo perdido, esa sonrisa perfecta de anuncio, ... Ya puede decir cualquier tontería y no me va a doler. Es un puto crio, no sé cómo pude hacerme ilusiones con él.
- Pero chica, eso lo sabíamos desde el día que le conocimos. Si algo tiene Chemo es que es más simple que un trozo de papel.
- Es que se puso tan tierno anoche... Pensé que por mí iba a asentar un poco la cabeza, que estaba madurando. Pero luego va y me suelta eso de que somos jóvenes y no queremos ataduras, que venimos de mundos diferentes. Como si fuera una musulmana o yo qué sé. ¿Qué mundos? Si he vivido en Madrid toda mi vida. Se refería a que era negra y sé que no lo dijo directamente por parecer más políticamente correcto. Su familia debe ser racista y creerá que no me aceptarían.
- Pero si nunca ha hecho comentarios racistas. Machistas sí, todo el rato, por eso dudo que le preocupe ser políticamente correcto, es un "boca chanclas" -replicaba Lyu-. Pero es lo que tú dices, se cree que con su sonrisa de niño travieso todo el mundo va a reír sus gracias.
Cuando le vieron aparecer Vanessa se secó las lágrimas precipitadamente y disimuló que estaba bien. Lyu le miró con desprecio.
- Siento decirte que no estamos haciendo una tortilla francesa para que nos veas y lo cuentes en tus relatos guarros -le retó.
- ¿Qué dices? -replicó ofendido.
- ¿Entonces a qué vienes a fisgonear? Era una conversación privada.
- Ni siquiera he prestado atención a lo que decíais -mintió, preguntándose si tendría problemas si escribía todo eso en el relato que estaba escribiendo ya que Vanessa era una de sus fans-. Montenegro nos ha llamado, quiere decirnos algo importante. Venía a buscaros por eso.
- ¿Qué querrá ahora? -Protestó Lyu, mientras Vanessa sorbía los mocos y se limpiaba con una servilleta.
Cuando todos los reclutas se repartieron, Montenegro reunió a los veteranos cerca del atril.
Se acercaron a él y se puso en medio de ellos.
- Creí que la mejor forma de decírselo era así -comenzó-. A partir de ahora todos los que no tengan rango serán ascendidos a teniente. Usted, capitán, va a ser el nuevo comandante y será responsable de la coordinación de la formación de los nuevos reclutas. Cada uno tendrá que hacerse cargo de un grupo. Cuando finalice el tiempo decidirán cuál es su candidato más apto para el puesto.
- ¿Tantos candidatos si van a coger a cinco? -Protestó Vanessa.
- En realidad, solo a uno -añadió Montenegro-. Esos cinco elegidos tendrán que superar la prueba final. Por ello, si no queremos filtraciones, eviten mencionar información secreta que no deba ser de dominio público. No pueden usar nuestra tecnología en su adiestramiento, deben pensar que son candidatos a un grupo especial de la policía. No les cuenten nada de nuestros gadchets.
- ¿Por qué solo uno? -Preguntó Chemo-. ¿Y si dos de los míos son más aptos que los de cualquiera de ellos?
- ¿Qué vacantes van a ocupar? -Preguntó John-. Abby y Alfonso podrían volver en cualquier momento, tenemos un año hasta darles por desaparecidos.
- Un año que podemos ocupar sus plazas, ya son demasiado pocos como para prescindir de dos unidades de élite.
- ¿También le ascienden? -Continuó preguntando Antonio.
- No, esa es la buena noticia, muchachos -el tono de voz de Montenegro fue muy cordial, hasta tal punto que todos se lo quedaron mirando expectantes-. Me retiro. He decidido dejar el cargo.
Aquella confesión les dejó a atónitos. Antonio le miró a los ojos esperando alguna explicación no verbal. ¿Era cierto lo que le dijo por teléfono? ¿Ese libro de Jesús le había tocado tan profundamente en la raíz de su alma que lo estaba dejando todo por leerlo?
-Señor, entiendo que la última misión que me encomendó... -Antonio quería saber si la de encontrar a Génesis seguía en pie.
-Como le dije, fue una petición personal. En cuanto sepa algo nuevo, hágamelo saber.
- ¿Qué misión? -Preguntó John.
- Es entre los dos, un asunto privado. Por favor no pregunten -pidió Montenegro-. Mi último día era hoy, por eso quise que vinieran a pesar de estar de descanso. Quería despedirme y darles un regalo antes de marcharme, los ascensos. Gracias por sus servicios muchachos, sin ustedes el EICFD no habría sobrevivido a tantas crisis.
- Gracias, señor -dijo Chemo con voz inusualmente triste-. Ha sido un placer servir con usted.
- No se preocupe, estoy seguro de que John va a saber acoplarse a mi rango en seguida.
- Se lo agradezco de corazón, comandante -el aún capitán se cuadró firme regalándole un saludo militar perfecto.
- Siga siendo tan recto. Pero no se deje llevar por sus rencillas personales, un soldado debe ser fiel al servicio, a la justicia y al bien común, antes que a las órdenes. Nunca lo olvide.
- Señor, obedecer y servir es el principio básico por el que se rige todo soldado. La vida y el honor depende de cumplir las órdenes.
- ¿Por qué cree que lo dejo? -Replicó Montenegro-. Estoy harto de hacer la vista gorda a los caprichos de mis superiores. Me he dado cuenta leyendo ese libro de Nazaret. Al hacerlo ha roto unas cadenas que tenían prisionero mi sentido común, mi alma.
- ¿Cómo ha podido afectarle tanto ese libro? Ni siquiera estamos seguros de que sea auténtico - Protestó Vanessa-. Además, yo también lo he leído y no era para tanto.
- Que me lo dijera alguien que no supiera que existe -expresó el aún comandante-... Que fuera un civil y no hubiera sido testigo de las cosas que hemos visto... -se dirigió al resto-... Podría entender que no se lo crea. Hasta ayer me he mantenido fiel a mis deseos de recuperar un poder perdido. Creí que mi alma, si existía, era un pozo negro sin posibilidad de redención. Por eso podía contemplar los milagros de los trajes pleyadianos sin que me afectaran. Suponía que Dios existía, pero pensaba que no era nada para él, que por alguna razón me dejaba vivir sin castigo, que era una entidad tan inmensa e importante que no le preocupábamos lo más mínimo.
- ¿Y ahora qué? ¿Se va a hacer cura? -Se burló Chemo.
- No, solo quiero encontrar la manera de perdonarme a mí mismo y mientras, puedo ayudar al mundo según me vaya necesitando.
- Con todo respeto, señor -intervino Antonio-. ¿No cree que podría ser más útil si sigue en su cargo?
- ¿Tan evidente es que no? -Respondió, sonriendo-. El EICFD no debería llamarse así. Aunque ese sea nuestro lema, es falso que defendamos al mundo de amenazas desconocidas. Más bien tendrían que conocernos como El Ejército de la Organización. Existimos con el único fin de que nadie sepa que son ellos los que manejan los hilos del primer mundo. Y si ello requiere que expulsemos amenazas extraterrestres, es parte del contrato. Si nos invadieran, ciertamente, perderían el control. Necesitan que sus marionetas sigan conectadas a sus hilos y ya me he cansado de serlo. Quiero ser marioneta de Dios.
- ¿Insinúa que los objetivos que hemos "silenciado" no eran peligrosos de verdad? -Preguntó Masters, asombrado.
- Oh, sí que lo eran. Pero solo para ellos. Si de verdad se tuviera que eliminar a todas las personas peligrosas del mundo, no quedaría líder en su butaca. Usted lo va a saber mejor que nadie, a partir de ahora está al mando. Desde hoy sabrá que yo no era su jefe, sino el portavoz de los consejeros. Le deseo suerte.
- ¿Puedo hacerle una pregunta? -Preguntó Chemo.
- Claro, chico, sin problema.
- ¿Se va a quedar su nave privada el señor Masters? ¿Podría sortearla?
- Lo lamento muchacho, es para el comandante en funciones. ¿Tiene idea de lo que cuesta? Solo alguien confiable puede tenerla.
Chemo miró a John con cara de enfado.
- ¿Confía más en él que en mí? -Preguntó.
- Ya le dado lo que estaba en mi mano, teniente. Aprenda a agradecer los regalos y nunca pida más o será motivo de escarnio.
El chico sonrió conciliador, aunque por dentro tenía ganas de golpear al ex-comandante hasta que le diera la nave de comandancia.
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Tony (viernes, 13 diciembre 2024 13:04)
Intentaré subir la siguiente parte este fin de semana. Posiblemente sea lo último que pueda subir antes de fin de año así que os deseo a todos Feliz navidad y próspero año nuevo.
Alfonso (domingo, 01 diciembre 2024 19:27)
Ya todos escogieron sus candidatos para cadetes.
Y bueno, pues como Alfonso está desaparecido, yo escojo a mi adorada esposa. Siempre y cuando haya harem con Vanessa, Abby y Ángela.
Vanessa (sábado, 30 noviembre 2024 17:01)
Estos chicos nunca aprenderán.
En ese caso yo escojo a Keanu Reeves dentro de mi grupo. :)
Chemo (jueves, 28 noviembre 2024 19:44)
Jaime me ha robado mi línea. Yo escojo a la princesa Leonor.
Jeje
Vanessa puede entrar adiestramiento también.
Jaime (miércoles, 27 noviembre 2024 04:36)
Puesto que podemos escoger al nuevo cadete, yo escojo a ana de Armas bajo mi tutela.
Tony (martes, 26 noviembre 2024 11:12)
De nuevo me he retrasado de más. Espero que os haya gustado, aunque se podría decir que esta reiniciándose la trama, en realidad solo es un espejismo, la vida sigue.